pidieron la huida, y los hombres salieron desenfundando las armas, apuntando justamente a la ventanilla dónde estaba ella. El chofer apeló a sus habilidades y se batió a balas. Le h
fuerza mayor la sostuvo y la cargó sobre el hombro derecho
asillo interior. Dell intentó huir pero la fuerza y habilidad que ella enfrentaba eran mayores que su pr
problemas. Estoy aquí contratado por t
e sacada del auto, y cómo él la tomó sobre sus hombros como si fuera una pluma, y aquel hombre no pasaba los vei
musitó con
el estremecimiento del desconcierto. El joven tenía un tono de cabellos algo pardos. Aunque estaban en la penumbra pudo ver mucho de sus rasgos físicos. Unos flequillos caían sobr
Va
uardar objetos en desuso. La casa que llevaba tantos años sin visitar se le antojaba extraña, invadida, y sintió mucho miedo. La incertidumbre
con cautela a ella, mientras desenfundaba su arma. Dell sintió que se le erizaban los pelos del cuerpo. Dos lágrimas salieron sin pedirle permiso y le mojaron las comisuras de los labios. Estaba sufrie
tomarle las manos, le repitió que se mantuviera en silencio, y la cond
ba aterrada y le empujó el pecho con sus manos. El guardia le susurró que se quedara quieta, y ella escuchó la respiración del hombre sobre su cuello llena de terror. Un calambre la dominó cuando le sintió tan cerca, atravesando la piel y llegando a todas
el rostro en algún segundo que separó el casquillo del arma, y ella sintió una electricidad. Co
que estaban. El guardia bajó el arma solo cuando estuvo convencido que se ha
humillada de permanecer en la penumbra, de estar dependiendo de alguien qu
epa que ha sucedido. Eran muchos hombres.
anos de su salvador le resultaron un alivio, cuando las sintió sobre sus mejillas tomando el recorrido marca
o. Si permaneces aquí callada, p
poderlo evitar. Era una manera de pedirle que no la dejara sola, que estaba tota
Podemos esperar aquí, pero puede lle
ro le invadió en ese instante en que fue despojado de su seguridad y sacudido por aquella figura indefensa q
se separaban._ Es que tengo miedo._ confesó afer
no podemos perder lo que hemos ganado, no podem
ntras intentaba recuperar el verdadero tono de su vo
noces alguna entrada desde aquí. Que no tenga acceso a la
a la vista del bosque. Nadie nos verá subir,
ron en silencio hasta llegar a la cocina, y luego pasaron por la estancia de la servidumbre,