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Historia

Capítulo 4 Dignidad

Palabras:1254    |    Actualizado en: 04/07/2022

nversaban sobre todo lo vivido en la noche, destinada a ser la más feliz de sus vidas

a resonó en toda la estancia, y el ce

s familiares. Voy a destruirlos desde la médula. Eso vo

ero tomar el control en la ca

confiables, cultos, con sentido de lealtad ante todo, inteligentes y superiores también. Todos mis antepasados fueron asesinados, masacrados, o envenenados aquí, dentro de esta mansión, y por su

an perdida la vida, incluso ella, tan frágil, tan inocente de todo. Ensimismado en sus pensamientos y recor

Ace

e dejaba poblar la barba, era más alto que todos, de hombros anchos, bien fuerte y temerario. El viejo Munichs debió ser un hueso duro de roer en su juventud. Aun mantenía una bar

potente el viejo._ Te ofrezco el doble de lo que te pagu

o con mi empresa. Lo siento_

o. Puedes seguir a

sus manos en los bolsillos de sus

ra bajar la cabeza en señ

an ahora, me retir

amás había pensado en el amor, pero algo en la inocencia de la señorita Dellany le conmovió. Su esencia frágil y valiente a la vez. La auténtica manera de admitir sus miedos, su li

as nuevas, mientras se engañaba, mientras intentaba luchar contra su mente y su corazón, sin imaginar que era su primera lucha perdida. Dell llamó esa noche a su mejor amiga, y juntas comenzaron una plática que duró varios minutos. Melany estaba deseosa de

scar la paga con su jefe_ le advirtió con una so

staba perfectamente bien, tal como le había jurado en la noche, y mucho más ansiosa por saber quién era el salvador de aquella descripción some

o de imágenes plateadas con pétalos de color rosa pálido, que le marcaba su silueta, con sandalias amarradas hacia los tobillos. Sus cabellos iban sueltos, pero se había maquillado solamente los pómulos y los labios. Sus

ellos, complacido con su tr

mí. Te he hecho una ofert

ontrato. Si alguna vez necesita al equipo

jefe de los guardia mientras inclinaba un tan

l guardaespaldas de la noche anterior, el hombre que sacudió el piso de su amiga. Luego vio el rostro demuda

l hombre que

idad le delataban. Pudo verle en su totalidad. Comprendía ahora el porqué de la actitud defensiva de su amiga, su desco

puerta principal con todo respeto. Había apren

idaría su nombre. El perfume aún se había sembrado en todo su ser. Un aroma distinto a lo usual, sutil y potente como era ella. La contempló por escasos segundos, tratando de grabar todos sus rasgos. Lo hiz

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