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Historia
Hasta Que El Destino Quiera ©

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Capítulo 1 El inicio de mi fin...

Palabras:3740    |    Actualizado en: 06/08/2022

Noviembre

quel entonces... Su nombre es Johan, y

uve en mi trabajo, me enteré de que mi ex se a comprometido con l

, esa otra pequeña parte sobrante en mi interior no puede evitar sentir tristeza,

llo después de creer tontamente por dos años que sí lo vería, al

ues de alguna forma. Johan la antepuso a ella de nuevo antes que a nuestra ami

amistad, estuve para él siempre al igual que él para mí en nuestros peores momentos

r q

me la hago to

feliz por él, aunque por dentro, me lastimaba lo ya mencio

ude evitar tomar hasta sentir qu

n compañero de trabajo, el cual conocí hace cinco años y quién a sido sin duda alguna

do auto por largos minutos, decido sentarme y mirar por l

icio, cierro los ojos y suspiro, en este estado

ió con abundante soledad, y no es

acogedor que solo nuestras bellas madres pueden dar, abrazo cargado de fuerza y veracidad. Como el abr

a, esa protección y seguridad

poco y me deja en el suelo, pero logro equilibrar mi postura se

recuerdos de todo lo bonito que

a mi costado. Su mano tibia, arropa la mía un tanto fría por el clima y d

r sola... —Susurro

a. —El murmura contra mi hombro mientras me abraza y

de ella, discúlpame

ada, no te

adeo una sonrisa al conserje, el señor Richard, quien me saluda con ese gran entusiasmo que l

eliz noche, s

mente,

go frente a las puertas del ascensor

mpañarme, no te h

a— Pero no me agradezcas, porque aún no

sarme, anda... Regresa al auto que Jessy, a de esta

s mí amiga, la mejor del planeta.

decirle que soy la mejor amiga de su vida lo manipulo para mí conveniencia, en

ecinos, el señor y la señora Blanch del apartamento de al la

sodicho y este al verme frunce el entrecejo y luego d

me recuerda lo hombrecito que ya está— Hola. —El sal

n le corresponde el salud

arrastrando las palabras, el efecto del alcohol volvió de nuevo—

e mirarme, ladea una mira

compañarme hasta la puerta de mi casa por temor a que m

que Thomas sonríe a medias,

su mala cara p

u mano— Porque ahora llegaste tú, como todo un angelito del cielo y me acompañarás hasta la

de un principio, él junto a sus abuelos han sido muy amables conmigo, de hecho, durante un tiempo solía merendar en las tardes con la señora Dinora, él a ve

rometo visitar cada que me invitan. Es una lastima que el tiempo no me alcance, ya qu

uede y deber

disponer de mi tiempo mucho mejor, así que quizás y en

ficarme y

on Thomas cada que nos cruzamos

o con él no es habitual en mí y ante ello,

él haya ignorado mi abuso de co

he negro y luego toca el botón del ascensor— No tengo

y caigo de costado sobre el pecho de Thomas, quien me sujeta antes de cae

ríe levemente mientras

as mientras enderezo mi post

con la cabeza y vuelv

estás, es más. Debería llamar

char la bocina é

olo mi amigo tiene la bocina con más v

y efectivamente nuestra amiga Jessy, baja la ventanilla

... —Lo insito— Te pro

te a nosotros nos hace girarnos para ver como una par

zón la

ja en unisono y con una sonris

r y señora Vallestare

vuelve a

jer y una de las gemelitas

e sonido tan

el señor Vallestare al conserje y est

carcajada y en ese momento mi

ya Thomas esperaba por mi— Te quiero. Por favor, llámame si necesitas algo. —Dice antes de irse y me

Thomas le sonríe y s

. Buena

lo veo correr hacia la puerta del edificio y se

l momento en que Thomas deja de pulsar el bo

No tenía otra opción, di muchas molestias y a mi a

o su labio inferior,

vecinos y para eso estamos. —Su mirada tan azulada por f

rro y bajo la mira

cero inoxidable del ascensor, cierro los

logrado obtener muchas cosas, como; estabilidad económica, conocimiento, experiencia y una bonita cas

ara hacerme sentir mejor, todo a

a, algo m

uie

ma y es por ello que no puedo evi

lta hacerse la peor preg

cidad siempre debe de

de lo que alguien

Como las aves, como las plantas que se mueven con el paso de

y sin viento no hay plantas que nos den oxígeno a n

no es tan loco,

de la vida y de l

r el hecho de que mi ex mejor amigo, con quién lo compartí todo dura

amistad sería invencible a pesar de todo. Heme aquí, sola, sin él... Llena de éxitos por dón

e mal a como lo estoy ahora,

un año si

un año si

xtrañ

ará algu

y en el anterior me hizo

rá est

das las redes sociales y de su móvil al enterarse de lo que me había hecho. También orde

ó a quien le hiciera el t

tiene lo que se propone,

raig

instante de hacerlo, un

e esté por cas

haya cumplido

ad de tantos años y que haya sido ta

rsiguiendo sueños y anhelos. Querien

inámico, que s

la cabeza, me limpio las lágri

. —Musito en un hilo

pequeño, pero

sola y de que sigo en el

ensor ya están abiertas, de par en par y delante de ellas, se encuentra él, con una de sus manos mantiene

ia este últi

ndo conduces u

tuve mi licenc

, hace cuán

n a

on lo que sucede a mi alrededor por estar inmersa en mi trabajo—

había olvidado lo mu

mirada lo veo hacer espa

go, mi cuerpo

l botón de emergencia toda la noche si es necesario y así mantener el ascen

rías? —Susurro en

nota que no estás bien. Por algo tú amigo no quería dejarte sola, añadiendo que le di

ntario y enderezando mi postura, musito co

. —Le paso por un lado al mismo tiempo q

r mucho

limos del ascensor y segundos de

o nuevamente y me doy vuelta para cam

ello... Y el chasquido de sus llaves chocara en mi oído. Mi cabeza automáticamente se va hacia un

me arquear la espalda y arder mis mejillas de la sonrojes, segundos de

. ¿Qué

tera, me frustro al no encontrar mi llave m

—Susurra cerca de mi hom

lidad, demasiado

cho, para

de gustos

e algo p

te y también

or unos segundos, pero lue

que lo

mente no l

ario, lo

tú de lo que

ue siento

s mal. —Lo reto

quien busca su llave e

frente a mi rostro y juega c

uando intento quitar

muy rá

de a mi

surro mientras intento de

onces un forcejo inicia cuando su mano l

evido? —Murmura

uantando las ganas de reír ant

gusto te devuelvo la lla

á bie

Sí,

ve— Lo siento... ¿Está bien? Me quedé en el pasado. Estar trabajando todo el ti

está bien. —El sarcasmo abunda en sus palabras— Te perdono... —D

o los ojos en

perd

calca con ironía—. P

ser. Y entonces, ese escalofrío que me invadió de pies a cabeza hace tan solo unos minutos

aliente

aliente

liente y

secos. Sin poder evitarlo, me encuentro ladeando la cabeza

saliva con fuerza al mismo tiempo que me aclaro la garganta y

Pero qué

ay.

ebieron estar alterados, yo n

e al instante. Me agacho para agarrar mi cartera del suelo, la cual se habí

—Susurra muy cerca de mi rostro

Me hace hiperve

r de su piel al rozarme y el calorcito tibio de sus manos apretadas con las mías, me dejan sin habla, con los pensami

or tanta emoción que genera, entre abro mis labios, buscand

da, siento como una lágrima traicionera divaga por una de mis mejilla

la extraña

soy correspondida pues su intensa mirad

ucho decir abruptamente y

ierra, esa especie de atracción tan poderosa que sentía h

to rápidamente y a continuación, vuelvo a correr a toda prisa, pero esta

erte con los ojos cerrado

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