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Historia

Capítulo 8 Compartiendo la fe

Palabras:1589    |    Actualizado en: 14/10/2022

TULO

TIENDO

a leche y miel, espirituales. Que les daría del fruto de su trabajo en paz, todo lo que el Creador había hecho que produjese la tierra para sus hijos amados. Un cielo tachonado de brillantes estrellas, acompañaba el acto. Las llamas de los velones que rodeaban el palo mayor,

die, podrá evitar que se cumpla su propósito. Ni el fuego que salga de las bocas de los cañones del rey, ni su poder naval, darán podrán torcer la mano del Señor. Pero tenemos un peligro mayor hermanos…-dejó la frase inconclusa a propósito, para dram, tizar el momento, y ganarse l

ba. Nadie habló y hasta la respiración de cada cual resonaba como poderoso címbalo en medio de la calma nocturna. Tras ellos el navío holandés navegaba en silencio. John el pequeño hijo de Jonathan, se aferró a los pantalo

ermanos con aquella arenga espiritual, en un intento de fus

rado fuerzas, y mi alma se ha calmado. Quiero deciros que pienso como el hermano John Wimthorp, que hemos de ser fuertes y sufridos, estamos en el camino a la nueva tierra y allí veremos crecer en paz y con libertad de adorar a Dios, a nuestros hijos y nietos y a los hijos y nietos de estos. Ni miréis l

s, que llevaba un libro en sus manos. Sus páginas desgastadas decían a las claras, que había sido profusamente usado. Ento

en sus lenguas fieles, y sus voces llega

ará de la red del cazador, de la peste funesta, te cubr

gentes que pugnaban contra su autoridad ignorándola, le convertían en un marginado, tal y como él lo veía. No permitiría que eso sucediese. Envarado en la proa del “Frogen” con su Biblia entre ambas manos en su regazo, a modo de talismán, observaba, el ir y venir de los protegidos del capitán. No podía distinguir los rostros pero daba por hecho que sabía quiénes se ocupaban de dirigir aquella mal llamada congregación. Se retiró murmurando palabras ininteligibles a oídos extraños y maquinando com

lacio de H

y tres navíos, a los huidos y traerles a su presencia, Se ignoraba aún el destino del galeón destinado en principio a tal fin. Nada se había vuelto a saber del

a Dios nuestro Señor. Esos herejes traidores han de ser escarmentados y sus almas purifica

ientemente, que se resistiesen a fin de exterminarles. Él era aún más fanático que el propio rey, en cuanto a cuestiones religiosas s

tecernos de víveres en las islas Azores. Están en poder de España y no tendr

aba reticente Lord William ante la im

nta gente alimento y esto provocará incidentes y pel

qué pensáis al re

ras creencias, a resguardo de posibles curas fanáticos, que alimenten el fervor entre los habitantes y

atracaremos lejos del puerto y desembarcaremos p

mar Atlántico. Los gallardetes de Inglaterra ondeaban orgullosos, casi evidenciando la rabia desatada del su rey que no daba por terminada la persecución y encarcelamiento de sus súbditos rebeldes. Carlos I se preguntaba cómo era posible que un galeón moderno y b

ntrada al puerto, formando una impenetrable línea de fuego, que barrería a cualquier navío que osase intentar atacar la flota que llegaba de Cartagena de Indias. Los comerciantes de la isla de San Miguel, veían como sus arcas vacías, recuperaban su

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