img Una noche con el Ceo  /  Capítulo 7 Tu voz | 16.67%
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Historia

Capítulo 7 Tu voz

Palabras:2160    |    Actualizado en: 22/11/2022

y otra vez, todo se sentía como si lo estuvieras, pero ¿Cómo? Ella recordaba caer del puente antes de que el Señor Santoro la llamara... Se inclinó sobre su cuerpo de manera estrepitosa sobre

o. Podría tener anemia y desnutrición, necesitamos hacerle más exámenes al respecto. —Hana miro a un costado como dos hombres habalaban en el marco de la puerta, no podia verlos bien pero a uno de ellos si lo pudo reconocer com

ando sus dos ojos azules lo miraron expectante y extraños. El azabache le hizo una señal a Glen y este asintió acompañando

ero de inmediato un mareo la atacó, se toco de nuevo la cabeza y estuvo a punto de caer hasta que Estefan la sostuvo rápidamente ayudando para que se sentara d

jarae de tocar de nuevo la cabeza.

que su cuerpo reaccionará así, a una simple frase de la chica, ni en un momento como este podía controlarse, aunque trató. Hana record

un principio, claramente la idea y como la habia encontrado lo decia todo, pero al menos queria escucharlo de su propia boca, aunque eso fuera mas que tortuoso para él. Hana no esperó respuesta, cuando su realidad le llegó de golpe, la razón de porque había llegado hasta ese puente. La unica y mas grande razon, era su vida de mierda. El rostro de Lucas atormentaba su mente y empezó a negar mientras las ganas de l

e temía tanto a ese tipo. Frunció el ceño y s

menos de lo que Bruno hacia con ella. Para Hana, Estefan era un desconocido, tal vez le había salvado la vida, o tal vez no, si lo veia desde su pers

a, eso era muy difícil ya que el no acostumbra a hacer nada de eso

o guardado por ahi, el mismo que todos tenian. Estefan se sorprendió. Si, Hana era muy lista, y sabía que si alguien desconocido te ofrecía a

ntir, aunque esta fuera cruda y directa. Hana río con amargura, lo sabía, todos buscaban lo mis

na se puso de pie. No er

gado a nadie, pero sabía que si Hana salía por esa puerta no volvería a verla nunca, era su unica y mas grande oportunidad, no podia ni quería perderla—.

vieron con usted —dijo Hana irónica, al rec

igo es distinto. —Estefa

quería olvidarlo y seguir con su miserable vida—Usted es el que no entiende nada, ¿S

quieras, casa, lujos, ropa, comida, sirvientes... —Estefan vocifero de manera rápido y exigente,

importaban los lujos ni nada de eso, ni siquiera sabia que era vestir bien solo quería vivir sin miedo, en paz, ser dueña de

su mejilla. No quería asustarla, quería convecerla de que no estaría mejor que no fuera a su lado y maldijo cu

tengo miedo, soy de su p

o pudo imaginar lo que sufría a su lado. Era desquiciado ofrecerle que se quedara a su lado, no era como Bruno, pero le pedía casi lo mismo, Estefan no era l

a reflejada, y las ganas de prote

aré que te pase nada... solo acepta. —Movió su mano lentamen

a a dejar todo y ser libre ahora? Sin Bruno, sin Estefan. Siempre fue el miedo a no tener a nadie, al menos ahí tenía a Monica, ¿pero ahora?, no era nadie, ¿cuánto creía qu

de Bruno, era algo que nadie había hecho antes, p

ue las

besarlo y tengo que manten

o deje de escuchar esa magnífica voz que tienes. —Asintió insegura y esa fue la señal que n

tación que no era la suya, por un momento pensó que también estaba soñando, per

en con eso, al menos no la lastimaba, solo pedía que dijera su nombre en todo momento y que gimiera, era algo sencillo cuando sentía y disfrutaba cada cosa que le hacía, eso era aún más extraño en ella. ¿Cómo había podido despertar su lívido con una persona tan complicada como la era el señor Santoro? No h

tapaba su desnudes con la sabana y se acurrucaba de lado, empez

idar de Hana y ahora no sabían dónde estaba, la había descuidado. La i

tiva, Bruno preparaba de nuevo su mano para otro golpe hasta que Dong ent

más grande se reproducía un vídeo donde se podían apreciar no muy claramente a Hana junto a Estefan, dentro de uno de los cub

busca. —Irene irrum

ía era ir por su Hana, ningún jodido hombre ib

efan Sa

rse llevado su pertenencia, pero tenía curiosidad de que podía decirle. Aún que estaba furioso y sediento de ve

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