img El amor de mis sueños  /  Capítulo 4 4 | 10.81%
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Historia

Capítulo 4 4

Palabras:1669    |    Actualizado en: 24/12/2022

archivo, tienes días acumulados de vacaciones. No es bueno que no te los tomes. Es contr

o, me alimento bien, salgo a correr cuatro veces por semana, entre otras rutinas de ejercicio

través de sus anteojos mie

¿cuál e

lar en mi profesión

o? No debes pe

erfecto est

ue eres adicta al trabajo y que estás manifestando sig

olución. No quiero dejar de ir al trabaj

de aquí, desde mi ordenador. Estoy en línea, sabes eso, ¿verda

por l

cómo te ha ido. No dejes de venir a terapia. Te ha

tificado y

sta la seman

su consultorio. Para ella era más dinero en su bolsillo.

decisión de la terapeuta y me comunicaron que organizaríamos algo en mi apartamento para que no me sintiera tan sola. Luego ellas escribieron en el grupo en donde estábamos todas

captaba mi atención. Observé el apartamento y me puse a ordenar. Limpié y organicé las alacenas. Cuando finalicé salí

recibí emojis

é hacer con tu tiempo li

a cocinarle a mis h

e te relaje, Abi, sigue

as dos horas dentro de la cocina rogando que ese plato quedara como se suponía que me te

nté a comer y lo devoré en segundos. Agotada

mañana como todos los días? ¿Cómo que sonó la alarma? ¿No había soñado nada? Bueno, sabemos q

inau

re fui como una máquina. Una vez que me despierto, no puedo volver a dormir. Necesi

las sugerencias que salían en las búsquedas. ¿Quién en su sano juicio había escrito esas notas? Bueno… quizá, en algún momento de desesperac

comencé mi ru

uno y mientras comía me puse a buscar en mi móvil: “fármacos para descansar mejor”. ¿Rozaba la drogadicción? No lo sé. Quizá una pequeña ayudit

on un profesional. Fui a

cando algún medicamento

as, señorita. ¿T

e cuesta conciliar el sueño a vece

buscando en los estantes—. Tengo estas opciones —señaló—. Puede

go quizá como dia

Si quiere llevarlo hoy puedo darle

ción, era lo mejor

e —dije, ofreciendo mi

seo por el parque y almorcé en un restaurante muy bonito al que

acéutico. Lo bebí y cené. Me acosté en la cama y procuré no usar mi móvil, pues hay estudios que afirman

donde no había estado nunca. No sabía cómo había llegado allí. Oía el ulular de lo

e condujo a otras puertas. Elegí una puerta y

era lo correcto, y mientras lo hacía, escuché una voz que

acostarte con é

té que era alguien extrañamente familiar, pero a la vez, algu

ién

momento, p

de todas formas no

recordaré luego?

ten en que no lo haga. Siglos y siglos de aburr

de la cama, parán

dijo, extendiendo su mano

mano, para no herir sus sentimientos y antes de que nuestr

ste!

me l

Quieres acostar

está d

lo están. Ese

lo —dije, o

ano, Adriano, Abigail. Mucho gus

tura de mi rostro y al abrirlo sopló. Una nube de polvo dorado me baño. Luego, se volteó

en mi esa nube dorada, pero no m

é su mejilla y comenzó a moverse

a —d

a, b

Puedes decirme

bre es

ue había dicho

o? —pr

razos y me echó hacia atrás, haciendo que me recostara a su lado y me dio

es que quiera dejar de hacerlo, pero

quiere

si él era un hermoso sueño, cuando sonó la alarma

ia tarde, y luego de una intensa mañana de hacer ejercicio, salir a cor

perté era tardísimo. Era evidente que la dosis que había consumido de

algo rápido y volví a meterme en la cama, pero estaba claro q

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