mi casa—suel
rito—Tú en tu ca
dose de pie—Debemos apar
tú en tu casa, y yo en
durmiendo
Impo
al menos tres días de la semana en
r qué t
sí que te avisaré cuando llegue a Palermo y
obvio? —espe
onde lo persuadirás. También me acompañarás a algunas cenas de negocios donde él estará.
es
ue se suponen, se adoran—me mira de pies a cabeza—si supiste fingir siendo una cr
ma
te reviente el florero en la cabeza dura que tienes ¡Cabró
e Lucas en
go! —
ndo por mi lado y dejando la cerveza e
ja de la ira—Y, así encajaré en ese lugar—él, no resp
irar la puerta, que hace que los cimient
voy a poder sobrevivir
*
profundo, de espalda baja. Además de eso, me había puesto mis sandalias doradas, altas, y mi bolso de mano
levaba un brazalete y un delicado collar Tiffany en forma de copo de ni
s boba—
casino de Lucas. La puerta se abre y Adria
a la mirada que le da dando a Nicole. Está, por su parte,
de todos. Sigo a Adriano hasta la camioneta que espera
Su postura se vuelve rígida—Ella no
as—dice sin aparta
rtirte de nuevo—me subo al todoter
silencioso. Una vez llegamos
ando delante de mí
aban a la antigua Roma, además de eso, resaltaba en toda su gloria
aginé que seria, di gracias a Dios haberme puesto el vestido que llevab
ro, vestidos de manera elegante y l
uí—Adriano me di
e hay varias personas tomando y divirtiéndose. Tomo asi
¿Qué desea to
sin alcohol— respondo, pon
ne a buscar todo lo necesar
banca, póquer y las máquinas tragamonedas. Además, de otros que no conocía. Bueno, no e
y le doy un sorbo, ¿Dónde está Ad
es—dice una
ta años, de ojos marrones claros, cabello negro, muy bien parecido,
Pero, la estoy observando d
s? —digo sin sa
—dice tendiéndome la mano—Me preguntaba, ¿Por qué algu
te, le tie
Bianchi—digo estr
—dice una voz engañ
as se posa en mi espalda desnuda y me acerco a
periencia sabían lo que hacía. Cuando quiere profundizar el beso, no lo dejo. Pero el muy cabrón baja su mano ha
rtarme. Nuestras miradas se encuentran y veo deseo en su
ie
onrisa falsa—Es que no puedo resistirme cuando l
e, mientras me escanea sin culpa —¿Hace cuán
s me
decimos al m
una mirada
ca la parte baja y tengo que apretar m
nco meses que rogaste para que acce
ucas? —dice en tono
ucas habla— ¿Qué
ía ser, amigo?
vertirte, mi novia y yo
clinación de cabeza, dejándonos solos. Alarg
abandono—Debes dejar que sea yo el que hable—dejo la bebida en la barra, y me doy
al Gianna
de que Adriano no es