a He

acia. Mis ojos eran grandes como los de la princesa Pocahontas y su color era avellana. Mis cabellos castaños traspasaban mi trasero, pero

viera mal por eso; así que tomé una ducha después del desayuno, para que se sintiera agradable con mi

nerviosa, mientras daba

e —indic

o mirando unos papeles, y sin mirarme, pero con una e

asiento por favor, hay mucha

cabellos lo observé de cerca; él tenía un rostro fino, tanto que pare

quise olerme para ver si tenía un mal olor en mi c

i enfermera por dos años, que es lo que dura la terapia de recuperación de la próxima operación que

i él quería un compañero ¿por qué no compraba un perro? Per

¿Por qué mejor no te compraste un perro? ¡Así fueses evitado hacerme la vid

on tu padre y debes cumplirlo. Además, ya eres mi esposa y le di una suma alta de dinero a tu padre por ti, mocosa e insolente. —Apenas escuché el ronquido de su

lo ha hecho, ¿por qué de

rra de ti, y ya, no me hagas perder mi tiempo —expulsó de su boca con arrogancia—. Firma

tómago, pero aún así to

lo y aunque lo tuviera mi madre necesitaba ser operada de emergencia. Entonces pensé que p

y sigues con esos trapos. Esta noche vienen unos amigos a festejar mi act

an sobre nuestra relación

llonarios se casan con la chica pobre e ingenua y luego se ena

a decir que tu padre nos presentó y n

iera me había dado una explicación válida para que yo

puedo retirarme, señor

e he cansado de segu

.

a Dy

capulco. Alicia, mi esposa, era de México y cuando íbamos a casa de su madre para las vaca

tenía unos negocios pendientes por terminar me quedé hasta tarde

aya y no quiero que te duermas en el camino. —Alicia

prometo dormir en unos minu

cálido en los labios

go y abogado quién también había ido a México por negocios, para que al día siguiente retira

mi corta edad, pero si bien heredé las empresas de mi padr

para alistarnos; a ella le encantaba viajar de madrugada

on nosotros a la playa —me dijo mi hijo de tres años

seguido. —Acaricié su c

y de vez en cuando los ojos se me cerraban solos. Alicia estaba distraída con el celular y yo intentab

ue mi esposa e hijo habían fallecido en un accidente de auto, y que yo había sobr

batado lo que más amaba, ¿qué culpa tenía mi pequeño?, ¿la culpa era mía? Me pr

an con lástima y otros con miedo, pero los entendía ya que siempre que se me a

os años hacía donaciones benéficas a aquella institución de clase baja. Camilo, mi chófer, empu

vantó apenada sin

chacha. Tenía los cabellos largos y su rostro reflej

había llamado mi atención. Y aunque muchas quisieron acer

te su padre trabajaba para mi empresa. Una idea llegó a mi cabeza de inm

nero. Aunque sabía que lo que hacía no estaba bien, la deseaba como loco. Solo la había visto

unque quisiera ayudarlo no puedo hacerlo ya que ni siquiera quitándole el sueldo qu

rle, además, mi esposa está enferma, y

. Toda tu deuda será pagada además de que recibirás una pensión para tus gastos y los

hija era muy joven, además de que uno no anda p

eguida, y aunque dudé en si su hija aceptaría, a

o me casé con mi esposa; pero todo cambió cuando el día de la b

mi condición, y aunque quería d

migo, había pensado que en todo aquel tiempo podía llegar a enamorarla, pero me decepcioné más

pcionado, molesto y lleno de ira. Le estaba ofreci

to, que busqué miles de posturas para cuando llegara; no entendía

r los puños molesto; no podía soportar pensar que alguna vez alguien la había besado, que alguna vez alguien la había hecho mujer, odiaba aquella idea, sentía tanto dolor y unos celos horribles que me hacían enloquecer de inmediato. ¿Pero quién era yo para t

ue llevaba un atuendo sucio y asqueroso. Me molesté enseguida, ya que mi

aba que eso continuará así, por lo que después de que salió del despacho llamé a mi herm

o? —Marina entró si

goísta pero el estar cinco años en un internado la había cambiado tanto, que apenas Alicia y mi hijo fallecieron,

. Manda a que mi esposa compre todo tipo de ropa; lo que necesite. Además, también deseo que le

on la cabeza y s

tiempo. Me dirigí al baño apurado cuando el reloj marcaba las siete de la noche y con la ayuda de una de las sirvientas tomé una ducha rápida

, habían algunas personas, entre ell

la veo por aquí

se está colocando más bella de l

sde ese día que la viste en el colegio, t

e saber eso. —Lo miré con molestia mientras

o mi apoyo incluso más que Marina que a veces sentía que no me amaba como una hermana debe amar a

nes de mujer bajar por las escaleras. Si bien la casa tenía ascensor mi

todos, quedándome sorprendido y a la