estar pasando. Salgo como alma que lleva el diablo por las escaleras hasta llegar a la planta en donde se
amar camino hasta llegar a la puerta. Le están hacien
tomó del brazo para sacarme de la habitaci
e me dé una explicación—. Él estaba b
e explicarte lo ocurrido. —acaricia mi e
so ya se ha agotado. Cada día que pasa es un sinvivir para los dos. He hecho todo lo humanamente pos
Mancini y me hace señas para
agnóstico de tu padre —suspira—, ahora está presentando problemas cardíacos y n
oche a la mañana viene a suceder esto? —derramo las lágrimas que esta
bió contarte sobre el tema. —informa mientras pasa su mano por el rostr
e haber sido sincero conmigo. Solo no
en trata de hacerme entender que a
lizamos la operación lo ante
n. A duras penas puedo costear parte de los gastos y he reunido para la operación más grave. —ta
tras miradas se conecten—. No te preocupes por los gastos clínicos, d
anzo entre sus brazos agradeciendo por esa gran ayuda. Cre
asta el último centavo. —me separo tomando su rostro ent
nreír, se acerca para darme un be
Sabry. —posa su mano en mi hombro—. Hasta podrí
erpretar las cosas. —pongo los ojos en blanco—.
os brazos como arras—. Tú eres la única que no se da cuen
engo que ver a mi papá. —la empujo para sacarla de la
presentes mis palab
o para estar un rato al lado de mi padre. Con cuidado me acerco a su
mblorosa tratando de no volver a llorar—. ¿Por qué no me dijiste nada de esto
eña. —aprieta el agarre de mi mano—. Además
o su boca colocando el dedo índice en sus labios—. Sé
ento lo que me dijo el doctor Mancini. Mi padre, al igual que Laura, coincide
elto locos. A Laura le ha afectado por no hacer más que trabajar y a
o. Quise evitar reprocharle el no haberme dicho sobre su problema cardía
y como es costumbre le pellizco los
de esta se encuentra una Sonia con cara de circunstancia. La Pobre s
guiñándole un ojo—. Ya sabes Sonia, s
e da una grata sonrisa—. Pu
esperar a que el doctor Mancini haga las órdenes par
atención. Necesito tener la mente ocupada para no pensar tonterías. Estoy segura de que dentro de los mens
o me doy cuenta son pas
las tripa
nicas en su lugar y subo al ascensor para ir hasta la cafetería, necesi
suerte de la mañana. No hay ni una sola mesa disponible y mis
avor a Susan que me ceda, espacio en algún rincón para po
sta para ir hasta el rincón de la barra
egunta el doctor Mancini—.
to para no sentarme a su lado y evitar habladurías—,
lo voy a
toma la mía colocándola sobre esta. En vista de que no tengo otra opció
istas las órdenes para los exámenes de mi padre. Le agradezco infinidad de veces y l
tros no es mucha ¿Pero acaso eso importa? Tener una relación en este momento no está dentro de mis
cuando la voz del doctor
o atención. —me disculpo dicie
gún día una invitación para ir a
que se me han corri
ano sobre la mía y con
no quieres no t
e podrá ser
mi mano y luego de un
ie a que usted pensara algo que no es y quiero
porque soy el médico tratante de tu padre. Solo piénsalo y t
que Laura y mi padre tenían razón, al igual que el gran esfuerzo que ha hecho por hacer la propuesta, pero
ora qu