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Historia
Gardenia (inclou El príncipe que no tuvo su final feliz)

Gardenia (inclou El príncipe que no tuvo su final feliz)

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Capítulo 1 1

Palabras:4264    |    Actualizado en: 17/02/2023

claveles que propagan el fuego: te amo como se aman cier

ntro de sí, escondida, la luz de aquellas flore

nte sin problemas ni orgullo: así te amo porque no sé amar de otra manera, sino así de este modo en que no

II de Pab

ef

no quería moverme porque observaba a mi hermana cepillar el cabello

todas. Mamá decía que Lilibeth era el tipo de persona que veía la hermosura de algo que otros podrían etiquetar como desagradable. Muchas veces quise ser un poco como ella, a pesa

vivir una prueba tan complicada. No comprendía por qué a al

ar que le diagno

mis pulmones, lo cual es extraño ya que este sitio no es mi lugar favorito, más bien es todo lo contr

re tengo que estar alerta, prestar atención a los sonidos y sombras, nunca sabes si hay alguien a tus espaldas listo p

casi todo el club—, hay pequeños candelabros empotrados en la pared, parecería una cueva oscura si no fuera por la

tras chicas que aguardan en el pasillo, sentadas en los sillones de cuero que están pegados a las paredes, esas llevan trajes muy elaborados, tanto que podría t

me asomo dentro. Ahí está mi vestuario de hoy justo como cada viernes, si en algo se caracteriza este club es en ser el más lujoso, pomposo y caro. Aquí la gente derrocha cantidades exag

ca que bailaremos, por algún motivo los clientes disfrutan que cada una tenga una personalidad, pueden buscar lo

precioso corsé negro con finas líneas plateadas y botones del mismo color e

tocador. Me pongo unas delicadas bragas de encaje y el s

rgo, estoy aquí, atrapada. Es muy jodido, pero no soy el tipo de chica que se revuelca en la autocompasión, hay que hacer lo que hay que hacer y listo, no hay más, no puedo perder el tiempo lamentando mi destino y l

as. Luego prosigo con el corsé, me cubro el torso, aprieto los co

te del club, ese ruido no impide que escuche cómo alguien toca la pu

io en cinco minutos —dice una vo

digo, prestando más a

hermosura —suelta

a famosa cadena de bares The Garden, por

os sitios en Las Vegas y planea extenderse hacia España y México. Aun no comprendo qué hace viviendo en lugar tan pequeño como Hartford, pero Sawnder s

empre dispuesto a brindar las dos manos si lo necesitas, se esfuerza para que nos sintamos cómodas. Nos

maquillaje no puede arruinarse ahora. No, claro que no, ¿quién querrí

urvándose sobre mis senos, por último, coloco mi delicado antifaz decorado con una fina línea brillante en el contorno de l

pesar de que me tiemblan las rodillas. Me posiciono detrás de la cortina, solo tengo que esperar mi señal. Unos

mueca de desagrad

é ca

—gruñe furiosa—. Creen qu

do su enojo como en carne propia porque yo también vivo lo mismo, t

amazona. Es alta, de ojos más negros que la noche, curvas por todas partes e inteligente a pesar de su falta de estudios. A los quince años qued

Finn me observan desde el escenario, lleva el cabello rubio amarrado en una coleta, su contextura robusta lo hace parecer más grande de lo que en v

en porque había sufrido mucho en su vida. Él nos trató con respeto desde el primer momento, incluso toma el papel

us ojos de... ¡Gardenia! —La misma presentación de todos los vi

os en blanco y repito mi lema: «por Lili, es por Lili, solo

anta la introducción de Feelin’ good. En cuanto las primeras notas suenan, se en

nea, un estremecimiento me recorre la columna al contemplar esos ojos verdosos fijos en mí, siento que ya lo he visto antes. Sus pupilas p

ona que hay en este lugar incremente, los silbidos y obscenidades no

, es como si mi mente bloqueara a los presentes en la sala y se concentrara solo en disfrutar el baile y los sonidos del dulce

la orilla de la plataforma y los introduzco en mi escote. Ninguno se atreve

gan, posteriormente, me levanto y regreso a mi camerino. Todo el tray

a Gina, quien está esperándo

distraída, pasando la liga

al hospital co

or debajo de las pestañas o simplemente ni se inmutaban; la mayoría no confía en los demás con facilidad. Así son nuestras vidas, o nos defendemos con uñas y dientes o te aplastarán; lo aprendí a lo largo de todos estos años, nadie va a sacar las garras por ti. Con el tiempo la

y a estar

na blusa de seda blanca, también me deshago

ancólico. Mis ojos se cristalizan, así que aprieto los párpados para que l

ella está bien y hay otr

, ella es fuerte

etu, ambas saltamos del susto. Las dos sabemos perfectament

quiere verte —informa Sawnder

respuesta. Abro y me encuentro con su

están cubiertos por tatuajes revueltos que nunca me he detenido a inspeccionar, luce com

o Gardenia, no socializo con los clientes—. Me pagó para llevarte de nuevo, sigue así y te convertirás en millonaria un día de estos. Gina ríe por lo bajo, contemplo cómo se saca los dólares del bolsillo trasero de su pantalón y me los tiende.

escena, el resto está en la parte delantera del local ya que muchas aprovechan

jean, incluyéndome, solo asiento hacia mi compañera. A pesar del ambiente agradable, no todas

color rosa. Es una verdad conocida que Danna se le lanza a nuestro jefe cada minuto, también sabemos que siemp

del día, por lo regular no tardan más de media hora. Eso sí, entramos como si fu

ana. La morena se distrae por charlar con un hombre, quien le coquetea y se le acerca más de la cuenta, no es que ella ponga resistencia. Concentrada en mi trago y en la frutilla colocad

regunta, a pesar de

abra con él, pero sí lo he escuchado hablar en los discursos de inauguración de los eventos deportivos en

da. Seguramente no tiene idea de quién soy ni de que asistimos a la misma universidad, los chico

chico como él decide enterrar mi dignidad, toda la población me condenará. He visto a todas las chic

nada menos que Danniel Adams. Todo él es r

aunque se parecen bastante—, hablo del hijo primogénito de uno de los abogados más importantes del estado y del Senador. Sí, el pececito de un ti

lo escuche sobre el ruido. Silba entre dientes como si tuviéramos un gran pr

altanera, mirando hacia otro lado, esp

escondo de nuevo porque se verá ridículo, lo miro con las cejas entornadas. Aparta su mano cuando se da cuenta que

lguna parte —dice, p

de sus papis y a presumir lo que no es suyo. Lo siento, esa g

veo el chiste en el asunto. Julius se acerca y limpi

girarme para ignorarlo, pero él habla de nuevo—: No vengo a presumir mi dinero s

ia saliva por su atrevim

e mi cara, tanteando mi comportamiento. Su aroma varon

i me la chupas con esa bo

qué las chicas están p

de lado, sus ojos se iluminan al creer que me ha convencido. Ya no me

antebrazo, le doy un apretón a su músculo. Veo que sus pupilas

ol american

o persiguen porque tiene dinero, un futuro asegurado y carita bonita; pero yo no busco un prospecto que

—digo y muerdo mi labio para retener la risa. Le d

Mi corazón va a mil por hora cuando me despido con una sonrisilla de los guardias de la entrada, pare

culares, The Kinks con su todo el día y toda la noche ex

e del montón de pandilleros peleando frente a un mural de Marthin Luther King, hablando en un idioma que no entiendo. Apresuro el paso e intento pasar

estaban jugando a lanzarse piedras, nos dimos cuenta hasta que llegamos un día después y los vecinos nos contaron lo ocurrido, n

e encuentro en el interior. Camino en silencio hacia la habitación que

ones, tiene clientes importantes que le confían sus prendas de más de diez mil dólares. Después de la muerte de mi padre, nuestros ingresos disminuyeron, pero la verdad es que nunca nos faltó nada hasta que Lili en

r, pero no mis entradas silenciosas a las doce. Cuando se enteró se puso histérica, lloró, gritó y dijo muchas cosas de las cuales se arrepintió, hay palabras duras que

apatoria, solo una cárcel y no me quedó más remedio que adaptarme. E

d, es más madura que mucha gente adulta. La admiro porque no puedo entender de dónde saca esa alegría y ese amor por la vida, no importa lo mucho que le duela, el

no tienen derecho de cuestionar por qué suceden las cosas. La vida les da sus peores batallas a sus mejores soldados; y yo, voy armada». Una

s lágrimas traicioner

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