/0/10742/coverbig.jpg?v=d892cba6d9bd61750f37917178e33efb)
-¡Te odio! Él me observó sin emoción. -Bien. -Nunca te querré como tú quieres Sonrió con crueldad. -Lo veremos.
Siempre creí que tendría a mi madre toda mi vida. Nunca ni en mis peores pesadillas contemplé la posibilidad de no tenerla. Era como si la roca que siempre me mantenía estable en los peores estados de mi vida, simplemente se hubiera pulverizado de golpe. En un segundo la tenía y al siguiente ya no estaba.
Quería culpar el tiempo por haberse llevado a una persona tan importante para mí, pero en esta ocasión, no había Sido el tiempo el culpable de no tenerla a mi lado.
Había sido un conductor alcoholizado; las constantes revisiones de mantenimiento o sus reglas estrictas de conducción, no le sirvieron de nada a mi madre para salvarse. En estadísticas, cada año, un poco más de dos millones de accidentes automovilístico son causados por estar manejando en estado de ebriedad, el cual alrededor de unos cuatro millones son las victimas afectadas. Algunas por heridas graves o como en el caso de mi madre, letales.
Saber que mi madre ahora era parte de ésa cifra me rompía el alma de una manera muy profunda.
Ver su ataúd cerrado porque las heridas habían sido tan graves para siquiera ser reconocida, me dejaba muy mal.
Sobre todo porqué mi madre siempre hablaba sobre el día que me iba a ser falta, en si llegaba el momento de irse, en qué debíamos de prepararle una decoración de muchas alcatraces en su velorio. Decía que su belleza era pura. No por nada eran sus flores favoritas.
Y en ésa mañana las tenía acompañándola por toda la eternidad.
Solo esperaba que se encontrará feliz haya arriba en el cielo, pues todo el lugar de su último adiós estaba rodeado de alcatraces. Ni siquiera la ligera llovizna arruinó la fantasía del lugar. Era como si ella misma lo hubiera decorado. Como si aún estuviera presente.
Temblé de frío.
-Vamos, Marie-dictó mi padrastro con voz dura cuando me incitó alejarme del ataúd de mi madre.
Pero yo no deseaba moverme ningún centímetro. Deseaba quedarme. Con ella.
-Aun no-pedí con un nudo en la garganta. Mis ojos se sentían irritados, dolía seguir llorando, pero no más de lo que me dolía no tener a mi madre.
Me sentía rota. Tan sola.
-Marie, por favor-habló Manuel a mi lado, y mi mejor amigo-, te vas a enfermas.
Negué con la cabeza.
-Solo un momento más-supliqué. «¿Acaso no podían entender que deseaba quedarme aquí?»
Al parecer no, porque sentí el agarré de una mano grande y fuerte sobre mi brazo.
-Es suficiente-ordenó mi padrastro en mi oído-, no puedes seguir aquí afuera, te enfermeras y no puedo permitir eso.
-Pero...-intenté decir, pero mi padrastro me detuvo en seco.
-No-espetó con dureza-, he dicho que nos vamos y eso se hará.
Por primera vez, alejé mi vista del lugar en donde ahora estaba descansando mi madre y miré a su viudo.
-Tú podrás haber perdido a tu esposa-espeté con odio-, pero yo perdí a mi madre. ¡Así que no me ordenes que nos vayamos! ¡Quiero estar aquí!
Roland Santana me miró con dureza. Quizás pensando una forma de controlar mis acciones o en palabras que pudieran hacerme más daño.
Nos quedamos mirando fijamente.
-No lo dice por no comprenderte-intervino Manuel a mi lado-, lo dice porque está preocupado por ti.
Mi padrastro y yo no desviamos la vista del otro.
No sabía si era cierto lo que decía Manuel sobre la supuesta preocupación del hombre que tenía enfrente. Pero para mí, Roland era, fue, solamente el esposo de mi madre. Nunca congeniamos bien. Siempre era crítico con mi comportamiento y yo siempre lo detesté por usar su dinero para controlarnos.
Incluso siempre había cuestionado las razones de por qué se había casado con él, excepto que estuviera enamorada. No podía negar que mi madre sonrió de nuevo gracias a él o que estos dos años fueron los más felices de su vida, pero Roland Santana nunca había sido un hombre cariñoso con ella. Siempre había tenido una máscara de indiferencia. Su frialdad era conocida. Por eso lo detestaba. Sin importar cuanto mi madre quiso verlo sonreír, él nunca lo hizo. ¡Y se fue sin ver si realmente la había amado!
-Deja de actuar como una niña-demandó mi padrastro, tomando mi brazo con firmeza-, y haz lo que se te dice.
Me acerqué a ese rostro sin emociones.
-Te odio-murmuré cerca de su rostro-, ahora sin mi madre, por fin, podré dejar de verte.
Roland Santana ni siquiera pestañó, así de acostumbrado estaba al escuchar mis palabras de desprecio
-Amas tanto a tu madre que haces este tipo de escenas aquí-espeto con frialdad-, ¿es así como te educó? ¿Es ese el ejemplo que das de su enseñanza?
Mi expresión se congeló. Toda mi lucha se fue con esas pocas palabras. Bajé mi cabeza avergonzada.
-Marie...-empezó a decir Manuel.
-No-interrumpió-, es hora de terminar esto. El lunes que tenga que ir a la escuela podrás hablar con ella. Antes no.
No pude contradecir nada, solo me dejé llevar por mi padrastro.
El camino hacía el coche, lo sentí como en un paseo en una neblina densa. Si no hubiera sido por el agarre de Santana, ni siquiera hubiera llegado a mi destino. Las únicas señales de reconocimiento sobre mi mundo exterior fueron cuando no sentí gotas mojar mi cuerpo y la sensación de movimiento.
-De ahora en adelante, nada de salidas a fiestas-ordenó Santana a mi lado-, ni a emborracharse como es tu costumbre. Guarda el luto como es debido.
Miré de reojo al hombre que se atrevía a decirme esa absurda reprimenda.
-¿Realmente piensas que tengo el corazón frío como tú?
Roland Santana miró a la ventana con la clara intención a ignorarme.
-Solo haz lo que se te dice-giró su rostro y me vio duramente-, y no tendremos ningún problema en el futuro.
-No eres mi padre.
-No lo soy, pero soy tu único familiar. Así que hazte la idea de que ahora, yo soy tu familia. No más gritos por desacuerdos. No más berrinches sin sentidos. Te comportarás como la señorita que eres. Porque al contrario de tu madre, Marie, yo no perdonaré tu falta de respeto.
Sonreí secamente.
-¿Y qué piensas hacer? ¿Castigarme?
Me observó a los ojos.
-No me retes, Marie-se me quitó la sonrisa al escuchar su tono oscuro-, no tienes idea de lo que soy capaz de hacer. Ni idea.
Joana tuvo una noche pasión. Y por más que intenté olvidar a ese hombre de ojos verdes, simplemente no lo puede olvidar. Revive esos momentos cada noche. Como si fuera un demonio sexual. Sin embargo, el recuerdo de esa noche, las fantasías en sus sueños es nada comparado a la realidad. ¿Qué hará Joana cuando vea que su incubo está más cerca de ella de lo que piensa? ¿Correrá, o hará lo mismo que la vez anterior, caer en sus brazos?
Michí piensa que es una frustración ser virgen. Pero aunque deseo quitársela de una vez por todas, ella no puede. ¿Por qué? Éso es muy fácil. Ella no siente atracción por cualquier chico, es más no puede sentir líbido suficiente. Es cómo si solo esperará por el indicado. Sin embargo, ella no desea a cualquier chico. Ella desea que el indicado verdadero la haga arder en deseo y que se le dilaten las pupilas con solo verlo. Qué con un toque suyo, sea capaz de estremecer todo su cuerpo... Preguntarás, con lo pervertida y mente sucia que tiene, ¿Ya ha podido encontrar a ese alguien? Pues la verdad es que no. Por eso, Michí piensa que está realmente jodida porque su cuerpo no colabora con sus deseos más primitivos. Lo que Michí no sabe es que en este último año en Royal Diamond, todo va a cambiar. Y un nuevo hombre está a punto de llegar y le hará tener todo lo que ella desea, para su mala suerte, ése hombre no es cualquier persona, es alguien prohibido, alguien que no debe de mirar. Es alguien siete años mayor. Es su maestro: Dylan Colton.
"Tania y yo no queremos dejar de ser novios, queremos seguir juntos y ambos sabemos que tenemos necesidades fisiológicas que necesitamos satisfacer. Es por eso que tener una relación abierta es la solución perfecta para nosotros" Dario nunca imagino que esas palabras por parte de Aless, su mejor amigo, lo iban a cambiar todo.
Segunda parte de DURA ATRACCIÓN. ¿Qué harías si ves al chico que rompió tu corazón, ocho años después? Pregunta fácil para unos, pregunta difícil para otros pero, ¿Qué hará Jacky cuando vea a su primer amor? ¿Le dará otra oportunidad o decidirá que es momento de dejarlo ir de una vez por todas? Después de todo, ella ya no es la chica que una vez fue. Ella ha cambiado. Ha madurado.
¿Cuánto estás dispuesto a luchar por el amor de tu esposo? Delyla creyó qué jamás iba hacerse esa pregunta, hasta que se dio cuenta de que su esposo la engañaba. Llena de dolor y deseos de entumecerse decide emprender un nuevo camino. Uno donde encuentra la pasión, deseo y...amor.
Johana tenía una vida aparentemente normal cómo cualquier chica de su edad, hasta que apareció Julián a complicarle toda su existencia. Ahora lo único que ella quiere es que él la dejé en paz, pero resulta complicado poder tener ése simple deseo cuándo su enemigo de Royal Diamonds aparece en la puerta de su casa vestido de traje. Julián siempre ha tenido a la chica que desea pero se encuentra con un reto imposible de descifrar: Johana. La chica qué sin importar cuánto lo intente, simplemente no cae a sus encantos. Para su mala suerte, ella parece reacia a dejarse llevar por ésa Dura Atracción que los consume a ambos. Es más, aborrece la simple mención y siempre lo trata de "idiota". Nuevas circunstancias harán que Julián tenga la oportunidad perfecta para seducir a Johana, pero, ¿Lo logrará o será a la única chica que nunca podrá tener?
¿Cómo se tortura a otra persona? Para Vincent, se trataba de atraparla en un matrimonio sin amor y llenar sus días de humillación y miseria sin fin. Estaba convencido de que la traicionera Kaitlin se lo merecía todo, y nunca se arrepintió de sus actos... hasta que estuvo ante su tumba. Kaitlin tenía veinte años cuando se enamoró de Vincent. Pasó los tres años siguientes como su humilde y dócil esposa, ayudándole a alcanzar la gloria mientras aguantaba su despiadado rencor. "¿Amor?", él se burló de ella en sus últimos momentos. "Nunca hubo amor entre nosotros". ¿Cómo se destruye a otra persona? Para Kaitlin, era hacerle comprender que se había forjado una tragedia a sí mismo. Cuando Vincent supo la verdad sobre lo que siempre había anhelado, ya lo había arruinado con sus propias manos.
Lucía Balstone pensó que había elegido al hombre adecuado para pasar el resto de su vida, pero fue él quien acabó con su vida. Su matrimonio de diez años parecía una broma cuando su esposo la apuñaló con una daga. Afortunadamente, Dios nunca está ciego ante las lágrimas de las personas. Lucía tuvo una segunda oportunidad. Ella renació a la edad de 22 años, antes de que sucedieran todas las cosas terribles. ¡Esta vez, estaba decidida a vengarse y dejar que aquellos que la lastimaron pagaran! Hizo una lista elaborada de sus objetivos, y lo primero en su lista era casarse con el peor enemigo de su exmarido, ¡Alonso Callen!
Se suponía que era un matrimonio de conveniencia, pero Carrie cometió el error de enamorarse de Kristopher. Cuando llegó el momento en que más lo necesitaba, su marido estaba en compañía de otra mujer. Carrie ya estaba harta. Decidió divorciarse de Kristopher y seguir adelante con su vida. Sin embargo, solo cuando ella se marchó, Kristopher se dio cuenta de lo importante que era ella para él. Ante los innumerables admiradores de su exesposa, Kristopher le ofreció 20 millones de dólares y le propuso de nuevo: "Casémonos de nuevo".
Hace tres años, la familia Moore se opuso a la decisión de Charles Moore de casarse con su amada mujer y seleccionó a Scarlett Evans como su novia. Pero Charles no la amaba. De hecho, la odiaba. Poco después de la boda, Scarlett recibió una oferta de la universidad de sus sueños y se lanzó sobre ella. Tres años más tarde, la amada mujer de Charles cayó terriblemente enferma. Para cumplir su último deseo, él llamó a Scarlett y le presentó un acuerdo de divorcio. La joven estaba profundamente herida por la abrupta decisión de su esposo, pero ella decidió dejarlo libre y aceptó firmar los papeles. Sin embargo, Charles pareció retrasar el proceso deliberadamente, dejando a Scarlett confundida y frustrada. Ahora, Scarlett estaba atrapada en las consecuencias de la indecisión de Charles. ¿Sería capaz de liberarse de él? ¿Charles eventualmente entraría en razón y enfrentaría sus verdaderos sentimientos?
Durante tres años, Jessica soportó un matrimonio sin amor mientras su marido fingía impotencia. Sus mentiras se desvelaron cuando apareció una amante embarazada. Tras seis meses recopilando pruebas en secreto, Jessica se deshizo de él y construyó su propio imperio multimillonario. Tras el divorcio, se transformó en una figura irresistible, atrayendo admiradores. Un día, al salir de su oficina, se encontró con Kevan, el hermano de su exesposo. Él intervino, enfrentándose a ella: "¿Acaso era solo una herramienta para ti?". Los labios de Jessica se curvaron en una sonrisa tranquila mientras respondía: "¿Cuánta compensación quieres?". La voz de Kevan se suavizó. "Todo lo que quiero eres tú".