Instalar APP HOT
Inicio / Romance / Prisionera de tu alma
Prisionera de tu alma

Prisionera de tu alma

4.9
4 Capítulo
6.6K Vistas
Leer ahora

Acerca de

Contenido

Amor siente los latidos de mi corazón mientras me arropas con el calor de tu esencia, tócame tan profundo con tus dedos y contempla como me desvanezco en el interior de tu alma al robar mi voluntad.

Capítulo 1 Triunfo y fracaso

Capítulo 1 “Triunfo y fracaso”

Natalia POV

Una mañana lluviosa se lleva mi interés de ver a mi terapeuta por tercera vez este mes, mi rostro se ilumina con pequeños rayos de sol y el aroma de las uvas recién cortadas en el mesón de mi cocina levanta un poco mi ánimo. Eran días grises porque cada mañana sentía que me faltaba algo, pero ese pensamiento lo hubiera conservado para mí, ya que ni mi mejor amiga pudo guardar el secreto de que yo no estaba estable emocionalmente; así que mi familia intervino y eso era lo que pasaba por mi mente ahora mismo: el recuerdo de todos compadeciéndome en la sala de la casa.

—Por favor hija debes ver a un terapeuta para que te diga que todo está bien.

—No estoy de acuerdo mamá, además solo se fue. Entiendan que se fue a perseguir su sueño, y hubiera sido egoísta de mi parte retenerlo aquí.

—No se trata de él, sino de ti, has visto y cuidado siempre de Peter y su familia, luego se va y tú te quedas esperándolo —argumentó mi papá.

—Por favor papá, no es para tanto.

—Te enamoraste de él —acotó mi abuela.

—Te equivocas abuela. Solo fue un…

—Digas lo que digas no me vas a convencer, ese chico por el cual nos mentiste es el amor de tu vida —comentó mi mamá.

—Por favor no digas eso de nuevo —le respondí.

—Escucha hija sea o no, nosotros tu familia, pensamos que quedaste afectada por lo que sucedió y queremos que por tu bien asistas a terapia sin excusas.

Y dije que sí sin poner ninguna objeción porque quería que me dejaran en paz, pues me era insólito que después de tanto tiempo mi familia que nunca me hacía preguntas, que no se preocupaba por mí, me llevara engañada a una intervención, para la cual todos se habían puesto de acuerdo. Claro ahora si querían meterse en mi vida después de que les mentí sobre Peter; ahí Diana estuvo en lo cierto de no confiar en ti.

—Bendita lluvia —digo para mí, mientras cruzo la puerta del pequeño departamento que he rentado. No tengo ganas de conducir así que camino lentamente hacia una taquilla a comprar el billete para el tranvía, me subo y en el camino disfruto de la vista de la ciudad: las mujeres cargando a sus bebes, la gente comprando en el supermercado. Y entonces, Peter regresa a mi cabeza: un dulce recuerdo de su chaqueta de cuero color negra, el cual intento, pero no puedo quitármelo de la cabeza; y a pesar de haberle hablado hace dos días siento que se aleja más y más de mí. El tranvía se detiene cerca de mi destino y miro mi reloj para verificar si tengo algunos minutos extras para comprarme una galleta enorme con chispas de chocolate.

Un par de minutos después, llego al consultorio.

—Buenos días, tengo cita con la doctora Garner.

—Su nombre por favor.

—Natalia Smith.

—Tome asiento por favor, enseguida la llamo —termina diciendo la secretaria de mi terapeuta.

Una vez sentada, me pongo a divisar el lugar. A pesar de ser tan exitosa veo que la doctora Garner comparte este piso con dos colegas de su rama, y me sorprendo de que alguien que lo tiene todo comparta algo en su carrera, y esto me convence de una vez por todas para aceptar que sea mi terapeuta.

—Señorita Natalia, la doctora Garner la espera. Adelante, por favor.

—Gracias —le respondo, parándome y avanzando hacia el consultorio.

—Natalia bienvenida, cuéntame ¿cómo te encuentras hoy? —inquiere la doctora.

—Los sueños que me perseguían cada noche han ido desapareciendo —comento mientras me siento en el sofá.

— ¿Pero?—pregunta con su expresión algo despreocupada.

—Pues yo, tengo una inquietud por la lluvia, verá no me gusta que el cielo pierda su color.

—Pero ¿cómo te sientes al respecto?

—Que me falta algo —le digo dudando un poco.

—Déjame comentarte que un estudio reciente descubrió que los lugares muy nublados tienen mayor índice de muertes prematuras en los individuos. Te cuento esto porque según tus padres pasaste por una situación traumática en donde descubriste…

—Doctora ahórreme el tiempo, por favor. Tenga dos cosas bien claras, primero yo no pienso en suicidarme y segundo lo que hice por la familia Miller fue mi decisión y nada tiene que ver mi familia, que ellos quieran ocuparse de mis asuntos a estas alturas de la vida es otro asunto.

—No estoy insinuando que quieras suicidarte, solo estoy poniendo un ejemplo de cómo hace sentir el aspecto del clima a muchas personas jóvenes como tú y sobre lo que hiciste por esa familia déjame decirte que fue valiente, es raro ver que alguien lo arriesga todo por salvar a gente que no les valoro en su momento.

—Se equivoca, si había alguien que me valoraba de hecho era el único que lo hacía.

— ¿Quién?

—Peter el hombre que me robo el corazón. Para nosotros solo el cielo estrellado tenía vida.

— ¿Dónde se encuentra Peter?

— En Tokio, persiguiendo sus sueños —digo mirando hacia la ventana.

—Pero si se fue, ¿por qué no sales a distraerte con amistades u otros chicos?

—Porque todavía siento algo por él y eso ciertamente es un problema para mí —al instante me arrepiento de haberle dicho eso, ya que durante el resto de la hora me puso ejemplos de estudios para explicar por qué las mujeres se ataban a cierto tipo de hombre.

—Podemos decir que estamos en una etapa de nuestra vida donde los hombres no deberían de ser un problema Natalia —eso me dice mi terapeuta, quien solo me escucha por dinero. Y aunque me han obligado a verla no puedo dejar de pensar en todo lo que paso.

—Lo siento doctora, pero ya se nos pasó la hora —le digo mientras me levanto del asiento y voy hacia la puerta.

Mientras paso por el pasillo puedo ver por la baranda a todas esas parejas entrando y saliendo de terapia, entonces me horrorice: ¿cómo sería mi vida si Peter no se hubiera ido?... Tal vez estaríamos juntos o quizás ya lo hubiera olvidado. Camino a casa iría al ginecólogo para un chequeo habitual. Mientras voy a salir del edificio su voz en la TV roba mi atención, la miro y es Peter muy sonriente dando una entrevista.

En la pantalla decía “Software de recuperación”. Era eso al fin está teniendo mucho éxito en su carrera, ya no era él niño mayor que necesitaba aprobación se le ve más libre y positivo y eso me llenaba de una profunda nostalgia, porque acaso ¿alguna vez me había dicho que sufrió por haberme dejado? Por supuesto que no, había pasado un año y aparentemente la única que se está hundiendo soy yo.

Cuando al fin me aleje de la TV y conseguí salir de pronto todo me parece gris. Soy una mujer diferente ahora mi vida había cambiado, estaba en un nuevo departamento también en un nuevo trabajo como catadora de vinos. Todo porque quería algo más de la vida, vivir al máximo y avanzar, a pesar de toda mi mala racha tenía algo y no permitiría retroceder…

Paso por una heladería y se me antoja un delicioso helado, así que decido no perder la oportunidad de comerlo ni porque el día esté nublado y frío.

—Un helado de uva por favor —le dije al chico de la heladería.

—Aquí tiene con doble capa—me da un cono de helado enorme con dos grandes bolas de helado de uva.

—Delicioso tiene el sabor muy intenso a uva. Está muy bueno —le digo saboreando el rico sabor.

—Si así es, el helado en nuestra tienda es hecho con frutas naturales, como verá ninguno de nuestros ingredientes es artificial —entonces me señala la pequeña exhibición de sabores que tiene en la barra y son tantos colores que parece un hermoso arcoíris.

Después de ver todos esos colores, regreso la mirada a mi helado mientras saboreaba su dulce sabor, y entonces recuerdo cuando estaba en la oficina sentada junto a Peter y como ambos observábamos a la ciudad tomando su ritmo y al instante él besó mis manos con tal devoción que rozo mis dedos en sus labios y luego tomo mi mano derecha para ponerla en su pecho para que sintiera su corazón. Aunque me encontraba perdida en su dulce recuerdo el helado de uva me dio una nueva y novedosa idea para no retroceder.

Mientras mis ideas volaban fui caminando pocas cuadras hacia el consultorio de la ginecóloga. La pantalla de mi celular marca las 10:30 am y el mensaje de Francis diciéndome:

— Nos vemos en un rato —me saco de mi enfoque. Había olvidado a Francis un día sábado tan gris como hoy, pero ya habíamos quedado y no quería dejarlo plantado.

Llego al consultorio y me atienden rápido porque no había casi nadie esperando.

—Entonces Natalia dime ¿tu periodo ha sido regular? —me dice la doctora que está haciéndome un eco.

—Bueno doctora este mes me ha venido el periodo dos veces, duele mucho y es muy abundante—le respondo mientras miro la pantalla del monitor.

—Tengo que decirte, tienes dos quistes —me dice, pero cuando pongo mi expresión de susto —Pero relájate son pequeños así que solo necesitaran tratamiento hormonal.

—Ok pero doctora.

—Ponte los pantalones te diré e indicaré todo ¿bien? —me dice mientras me levanto.

—Escúchame aquí estoy colocándote un tratamiento por 4 meses debes seguirlo al pie de la letra.

—No sabía que tenía esto la verdad es primera vez —le digo algo incrédula.

—Con el tratamiento desaparecerán de tu ovario, así que tranquila ten mucha calma.

—No tengo idea de cómo sucedió.

—Lo importante es que se detectó a tiempo y estamos para resolverlo. También necesito que rebuscas un poco el estrés, si estás pasando por un cuadro de ansiedad deberías de hacer cosas diferentes.

—El último año no fue muy bueno para mí —menciono mirando hacia la izquierda.

—Tranquila Natalia, recuerda nada de estrés, buena comida y el tratamiento te veo en tres meses —tomo la receta y me voy del consultorio.

Un año pésimo, mis visitas a la terapeuta, mi corazón roto, mi departamento gris y ahora esto. Honestamente no quiero reflexionar sobre el hecho de encontrarme sola y sin el apoyo de mi familia, más bien quiero hacerme de la vista gorda hasta mañana quiero hacer como si nada me estuviera tocando.

Mientras caminaba hacia un parque solitario la llamada entrante de Francis me distrae.

—Si hola —contesto.

— ¡Hermosa aquí estoy!—ciertamente estaba tan inmersa en mi cita con la terapeuta y mi con los quistes que hasta se me olvido responderle a Francis, entonces volteo y allí esta él con su gran sonrisa.

—Si, aquí estas —le digo mientras corre extendiendo sus brazos para abrazarme.

—Te extrañé mucho —me dice con ternura.

—Solo te fuiste de convención un par de semanas ¿cómo me encontraste? —le digo.

—Te vi pasar en frente del café donde habíamos quedado y supuse que lo olvidaste y aquí estoy.

—Yo… —le susurro.

— ¿Qué quieres hacer hoy? Es fin de semana y podemos ir al teatro o a mi club para burlarnos de los clientes mientras lanzan sus tragos a la piscina —me sonríe, pero no le devuelvo la mirada.

—La verdad solo quisiera descansar de tantas cosas, no quiero ver TV, tampoco tomar vino créeme esta semana saturé mi paladar con tanto.

—Ok entonces vamos a mi casa —pasa su brazo encima de mis hombros y caminamos hacia su auto.

— ¿El departamento de la eterna seducción de chicas francesas? —me burlo.

—No, compre un departamento nuevo, bastante amplio, le puse de todo —me dice mirándome y lo miro algo incrédula—si hasta tengo mi propio cine.

—Espera ¿qué te ocurre?

—Podemos hablar en otro lado —le digo algo irritada, pero Francis me toma de la cintura y no me quita la mirada.

—Ya me preocupaste y bastante… —me dice Francis con sus ojos tan azules que me impactan.

—Ok, está bien… tengo dos quistes en mi ovario y debo tomar tratamiento —le digo y se me queda mirando con preocupación.

—Entonces sabes que, cancelado todo vámonos —me dice y antes de que me dé cuenta me alza en brazos.

—¿Francis que haces? —pero me ignora entonces rodeo su cuello con mis brazos para evitar caerme.

—Bueno como hoy pretendo consentirte mucho decidí empezar ahora mismo—me dice Francis mirándome y sonriéndome.

—Como puedes aguantarme tanto —le digo mientras me aferro más a él.

—Porque te quiero y lo sabes, además solo pretendo que te sientas mejor.

— ¿Harías eso por mí?

—Por supuesto—me sonríe y nos montamos en su auto, su departamento nuevo era aún más amplio e innovador que el anterior. Observe desde el piso de mármol hasta las ventanas inteligentes que con un sonido se nublaban. Varias asistentes recibieron mi abrigo y mi bolso.

—Querida recuerda quitarte los tacones y ponerte esas zapatillas.

—Ok —me coloco unas zapatillas color gris y entro.

—Te ves más bajita sin tacones —me dice mientras me abraza y despeina el cabello para luego darme un beso en la cabeza.

Seguir leyendo
img Ver más comentarios en la APP
Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY