/0/6491/coverbig.jpg?v=91a151bf2c6c25689aaa1a9075d9bbf6)
Brianda era una chica normal, marcada por el pasado. Un accidente cambió su vida. No solo perdió sus recuerdos, sino algo más grande, de lo que ella no es consciente... Pero un buen día, como por arte de magia, Oliver Anderson aparece en su vida para cambiar todo su mundo en un simple parpadeo... Con lo que Brianda no contaba es con que Oliver ya había sido parte de su vida una vez... Y nunca dejaría de serlo...
Aquel día. No sabía si algún día o quizás nunca conseguiría recordarlo, pero la marcó para siempre, estaba convencida.
Brianda, una hermosa joven rubia, de ojos azules, con una estatura media y apenas 25 años.
Esa misma joven que no sabía quién era, de dónde venía ni que había pasado en su vida. Solo vagos recuerdos había en su mente.
Un accidente lo cambió todo. Lo último que ella recuerda es haber despertado en un hospital junto a Shara, una señora mayor, de unos cincuenta y cinco años, que decía ser su niñera.
¿Sus padres? Habían fallecido esa misma noche, en aquel accidente, dejándola completamente sola. Con un hermano mayor que ella que residía en América Latina.
Y una empresa, en ruina.
Todo, absolutamente todo era un caos en aquel duro momento, en el cual solo contaba con su niñera y varias chicas que decían ser sus amigas. Pero la triste realidad era que ella no recordaba absolutamente nada...
Con el paso del tiempo consiguió levantar a la empresa que había heredado de sus padres y de la cual su hermano, Juan Antonio, con el que tenía una hermosa relación, había decidido dejar en sus manos porque él ya tenía importantes compromisos con su propia empresa.
Todo parecía haberse arreglado, pero no era cierto. Ella seguía sin recordar nada. Su mente era como un folio en blanco, no conseguía recordar nada de su adolescencia o infancia.
Había acudido a miles de especialistas, pero de nada había servido. Decidió dejar de hacerlo al ver que no obtenía éxito alguno.
Una mañana como por cosa del caprichoso destino todo cambió para ella.
Lo que se suponía que iba a ser un día más en su rutina diaria, se convertiría en lo más importante que ella no hubiera imaginado jamás...
Carolina Navarro fue obligada por su padre a casarse con un hombre desfigurado para salvar a su familia de la ruina. Maximo Castillo tenía todo lo que cualquiera deseaba, hasta que un accidente aéreo destruyó su cuerpo, su alma y su relación, haciendo su vida desesperada. Sin embargo, independientemente de eso, todavía necesitaba una esposa y un heredero. ¿Podría funcionar un matrimonio entre estas dos personas? ¿Sería solo un matrimonio de conveniencia o crecería el amor entre dos almas heridas?
Amar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único que Debbie quería era el divorcio. Llevaba tres años casada con Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera había visto la cara. Cuando por fin decidió poner fin a su irónico matrimonio e ir en busca de la felicidad verdadera, apareció su supuesto marido y le pidió que lo intentaran de nuevo. A partir de entonces, Carlos se sentía increíblemente atraído por el espíritu libre y salvaje de Debbie y se enamoró de ella. Él comenzaba a mimarla. Poco a poco, lo que había entre ellos se iba a convirtiéndose en una atracción irrefrenable. Esto es una extraordinaria historia de amor donde descubrirá que, a veces, el amor no está muy lejos de cada uno de nosotros.
Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
Yelena descubrió que no era la hija biológica de sus padres. Después de darse cuenta de que intentaban venderla por conseguir una inversión, la enviaron a su lugar de nacimiento. Allí descubrió que en realidad era la heredera de una familia opulenta. Su verdadera familia la colmó de amor y adoración. Ante la envidia de su supuesta hermana, Yelena superó todas las adversidades y se vengó, al tiempo que demostraba su talento. Pronto llamó la atención del soltero más codiciado de la ciudad. Él acorraló a Yelena y la inmovilizó contra la pared. "Es hora de revelar tu verdadera identidad, querida".
Rachel pensaba que con su devoción conquistaría a Brian algún día, pero se dio cuenta de que se había equivocado cuando su verdadero amor regresó. Rachel lo había soportado todo, desde quedarse sola en el altar hasta recibir un tratamiento de urgencia sin su presencia. Todos pensaban que estaba loca por renunciar a tanto de sí misma por alguien que no correspondía a sus sentimientos. Pero cuando Brian recibió la noticia de la enfermedad terminal de Rachel y se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo de vida, se derrumbó por completo. "¡No te permito que mueras!". Rachel se limitó a sonreír. Ya no necesitaba a ese hombre. "Por fin seré libre".
Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.