* * JADED * *
mejor amiga, Amy—. ¿Puedes bajar un poc
ncanta esa canción; la amo —le digo al re
así que… —alarga al tiempo en que se dirige a mi estéreo y le ba
mpo en que me levanto de mi sofá para poder vo
aded —me amenaza al
digo muy seria, pero e
ndica severa—. Y vives de tus oídos —me recuerda;
tampoco es para que le bajes esa cantid
iña, Jaded —pr
rtable cuando me cortan la mús
unta de pronto; y yo inhalo
ant —confirmo; y ella sonríe,
mirarme; y yo no sabía si contar
fesora citó a mis padres (en varias oportunidades) para hablar sobre el por qué no hablaba (hubieran visto mi reacción cuando mis padres me hablaron de eso). La profesora asoció, rápidamente, que el que no hablara mucho se debía a que era demasiado tímida o que algo más estaba ocurriendo en mi núcleo familia
escuchar que… hablar. En cuanto a lo que sucedía en mi escuela primaria, pues… creo que el problema era el ruido originado de los gritos de mis compañeros y compañeras de salón cada vez que teníamos un pequeño descanso en el salón (no me refiero el recreo). No
bién el niño
varios argumentos para sustentar aquella hipót
ue solía ser bastante reservada con
el exagerado tono de voz de “Amy” a la vez que veo
al haberme sobresaltado por l
te fuiste? —cu
los pentagramas, que había sobre aquel, para poder seg
erto? —me pregunt
regreso mi atención a las
ad
Amy —pronun
ianza —señala ella al caminar hacia m
ervar mis hojas para levantar mi mirada hac
; y yo sonrío para después
contarte —le preci
a confianza —e
preocuparte
d —puntualiza segura al ac
cho las muestras de afecto; así que, has
d —manifiesta Amy de forma diverti
o único que se m
—sentencia al guiñarme uno de
l mirarla—. ¿Recuerdas a l
—. La estudiante
to —l
ella? —cuesti
ella —le digo un tanto desanimada; y m
iona muy seria—. Deberías decírse
respondo de inmediato; y
ala—. Llevas enamorada de él varios años; ya
refuto al instante—. Y Evan e
, aunque no lo quieras admitir, sé que te duele cuando alguien más aparece en
A
me cuestiona seria sin qu
. Es cierto que me puedo llegar a asentir algo… tris
ad
era—. Y más ahora —agrego; y, cuando dig
qué má
de manera inesperada, al escuchar
de tema? —indaga mi a
no —contesto
res —indica
aquella sonríe mucho más para
hora no te confesaré mi amor —comenta divertida—. Pr
ujer es… disti
o dis
las otra novias y salientes
eso? —inquiere
morado realmente —articulo; y ella se queda observándome fijamente—. Y,
ton
e estoy enamorada de él —concluyo con mucha seguridad—. Solo torn
selo —puntualiza—. Además, ¿no entiendo por qu
ndo en el acto; y aquella
decírselo —señala muy seria—
decido alejarme un poco de ella para poder recostarm
en serio?
ensaré —l
la—. Tanto, que se me hace mentira que lo ha
ando —es lo úni
—. Yo solo venía a recoger un vinil
o; y aquella asiente para después levant
l “¿qué pasaría, realmente, si yo le conf
arios años», añ
. Ya me voy —precisa al tiempo en que se
y empieza a caminar hacia la pue
y ella voltea
? —cuestio
e digo al señalarle la llave que le di de
ogerla—. Bueno, ahora sí me voy —precisa y, en
deseaba darme un buen consejo, la sola idea de imaginarme frente a Evan contándole todo lo q
continúo revisando cada pentagrama que tenía en mi mano, ya que, en pocos días, tenía evaluación en piano. Quería que todo saliese bien; sin emba
da a la pared— solo espero que no me desaprueben por esto —manifiesto con d
lla tarea hasta que escucho c
—. ¿Por qué no apagué el celular? —me reclamo al tiempo en que empiezo a ponerme de pie para dirig
hacia mi tocador y tomo mi celular
ra, no puedo e
mente y, sin perder más el ti
egada a la pared en la que había una pequeña ventana) y me acuesto en ella par
me salud
va
Qué haces? —
eo mis pentagramas— aquí, estudia
¿Vienes? —me pregunta— Para estudi
e digo (el cual estaba un po
uí —me menciona—. ¿No la
segura —le digo
unq
e levanto de mi cama para dirigirme a mi escritorio—
ué
ver un libro —le comunico—;
ces te espero
r las notas?
uestiona él de
ito su pregunta d
—me pide preocupado; y yo me río a la vez que camino
Evan —le recuerdo sonriente mientras pongo el c
straído —prec
endes —le respondo burlona al empezar a camb
s en cafetería? —cu
a —le propongo—. Y, de paso, aprove
sala de música
estoy ahí en un
s —me dice—. Tengo que
o—, no demor
emos e
luego de ello, cuelgo pa
ado y, sin perder más segundos, voy rumbo a la sala de música. Al llegar a aquella, camino hacia una sala de piano en especial (la si
uedo ver que él ya se encont
do; y él volte
e —me dice;
tres minutos —le señalo
nde con naturalidad; y yo so
la vez que me siento a su lad
tiona al mirarme fijamente; y, en e
debemos practicar los pentagramas que Brown
ue se pone pensativo—, pero, tal vez, po
s? —le pregun
—menciona con una
l extremo de aquel—. Ahí voy —añado al cerrar mis ojos; y, casi de inmediato, empiezo a reproducir las n
que comenta Evan; y sonrío mien
ada bendita nota era perfecta para mí y amaba repr
las melodías que trataba que fueran perfectas—. Hoy… —susurra,
el solo escuchar su nombre…
repaso e
mí—. Creo que está saliendo co
, pero el que solo mencionara su no
pero no lo demuestro). Luego, me pongo a pensar y recordar en que él nunca, en todos los años que lo conozco, habí
go en silencio; y sonrío de forma d
ién—. Y ahora… —suspira— ahora tengo miedo de decirle que la quiero—confiesa;
encia; y, en ese momento, dejo
aprovechando el momento para me
nombra extr
eso —le
momento, decido abrir mis oj
aquel me mira de forma curiosa y te
al mirarlo a sus ojo
J
sobre la que él mantenía en una de sus piernas— díse
ro
i —le recuerdo; y él asiente—. Y también recuerdo que, hace unos
nde él en
an —le digo
terroga en un sis
veces en las que hemos estudiado juntos —le doy a conocer al seguir viéndolo fijamente—
er
Creo que tienes todas las de ganar y; además
qué di
ice estar interesado es Blake, pues no es
upiste q
do eso? —interrogo al arquear
ién estaba hablando… —
a vez más; y él me sonríe
ue yo había puesto sobre la suya—. Me encantaría abrazarte —me confiesa sonriente—,
ecibir algún abrazo por parte d
studiando? —
r de perder el tiempo e ir hablar con Carri
alir de su clase —me informa—. Voy a buscarla ahora —s
o soltar todo el aire contenido. No podía
banquillo y tomo mi pequeño morral para salir de la universidad e ir a ca
etengo frente a un hermoso parque. Ahí, decido sentarme en un
hermosa pileta, me coloco mis audífonos y elijo una canción para escu
que un suspiro abandona mis labios
ente en aquel y, por lo tanto, ruido, creo que tenía la posibilidad de convertirse en uno de mis favoritos. No acostumbrab
eres el elegido para ahogar mi pena —le d
demente, Jaded», me di
ho detenimiento y atención hasta
nso a la vez que abro mi m
o rápidamente y puedo ver que hay un men
* * * * * * *
razón,
ía enamor
mos n
* * * * * * *
leer y… m
ara cómo iba su relación con aquellas, fuera suficiente como para haber pensado en que, cuando este día llegara (que se enamora
ciso en mi mente a la vez que em
llevo mi mano derecha hacia uno de mis pómulos y, con ello, me
mi mano; y luego, pongo esta frente a mí p
con atención (Así como si n
inmediatamente, me levanto de la banca en la que estaba sen
pasando por la pileta del parque, siento cómo