img Lazos Irrompibles  /  Capítulo 2 Cambios | 4.65%
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Historia

Capítulo 2 Cambios

Palabras:1778    |    Actualizado en: 09/07/2023

a los

s parecía murmurar sobre la chica que se le había muerto su madre. La mayoría de los que me rodeaban m

d lo hayan sentido. Eran unos hipócritas a mi parecer. Ante

, era llevar sus malditas

ceño—comentó Manuel—

podía decir que teníamos un lazo irrompible. Había sido siempre mi com

jor a

y observé más miradas de compasión. Regresé mi vista a Man

a entrelazo con la suya

por sus ataques verbales. Aun no entendía del todo la razón, pero siempre buscaba una cosa que le caía mal de mí comportamiento. Una sola vez, me había emborrachado en mi fiesta de cumpleaños número diecisiete y desde entonces siempre que tenía oportunidad insinuaba que era una alcohólica sin remedio. Lo

, pero para los único que nunca me preparé fue para la cruel noticia que me dio. Me sentía devastada. Simplemente dejé que me guiará el camino. Habían sid

e no hubiera alterado su equilibrada vida. Lo odiaba profundamente. No sabía ni cómo iba a poder vivir a solas con él. Mi

yoría de edad. Dos meses y podría ser capaz de liberarme de los grilletes de Santana. Porque, aunque odiará admitirlo, Sa

—me lla

que estaba muy c

entras me alejaba­

¿deseas ir algún lugar? Aunq

con la

no me anduviera escapando—mentí. En realidad, el

con una sonrisa—, iremos después de c

hombro co

poco—, me gu

obre mi hombro

iró sonriente y muy cerca de

abíamos estado sentados, y continué diciendo mientras miraba a nuestros alrededores—, Sa

­—comentó Manuel. Lo miré y obse

á—espete—, así que mejo

rlo padrastro

de brazos. Parpadeé rápidamente cua

ara continuar diciendo—, y simplemente no puedo. El día del entierro de mi madre aun me encontraba en shock, pero hoy en la mañana fue

o podían detenerse. Estaba saliendo a borbotones si

na hizo mi desayuno. ¡El desayuno! ¡Pude hacerlo yo misma, pero lo hice él! ¡C

manos. Un sollozo de pur

del desayuno. Frente a todos. Lloré con fuerza. Mi dolor fue expuesto sin que yo

mo tiempo en que me envolvía en

ar bien. Nada iba a estar bien. Mi madre había muerto. Todo estaba jod

ensé enloque

.

a sido tan grave que habían

o fuimos descubiertos por un maestro. El señor Fuentes terminó por llevarme a la enfermería

ués, aún segu

Manuel sentado a mi lado en un

eté tomé su m

mi rostro—, realmente fue mi culpa. Debí de

acercaba un poco más a mí y me acomodaba el cabello—, ¿

postura altanera, y continué—, pero no le hice caso y le dije que deseaba ir a

l me

e mi rostro—, eso dice mi madr

rostro p

ngo q

De la misma manera en que siempre lo hacía cuand

los

licé mi antigua vida.

ta se ab

? —tronó una voz gruesa

s ojos

a enfermera y al observar al hombre que acaba de entrar, me di cue

acá,

uejé de dolor. Al instante, Manuel me soltó. L

ías, seño

, y volvió a decir—, Mari

sp

tirano—murmur

n la cabeza exasperada y me levanté de la cama mientras tomaba mis cosas. La exp

y se despidió

iré mi rostro para despedirme de Manuel, pero ya era dema

a rastras por los pasillos del colegio. Caminamos por var

arme? —Me ignoró—, Oye, id

ró de

casa y ahora me enteró de que estabas en el colegio. Pero eso no es todo, también descubro que perdiste en

zo y me acercará a él. Sus ojos me miraron con ira. «Era una lástima de que todos estuvieran en sus

ormalidad. Me daña est

con c

urmuró a centímetros de mi rostro—, te q

ré ag

tuve y dije en su

ahora

os pasillos del colegio. Ninguno de los dos vol

egar a su auto es

obre mí, en unos meses, ten por

é? ¿Pien

su voz, me h

muy lejos de tu

ta del copilo

emos, p

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