img PEONÍA. rebeldía, nobleza, belleza, y amor.  /  Capítulo 7 ¿A Dónde va | 77.78%
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Historia

Capítulo 7 ¿A Dónde va

Palabras:5225    |    Actualizado en: 28/01/2024

e la reunión entre su padre, los marqueses, y Alexandre terminara. Era día s

ompañarlas, esa era la razón por la que esperaba impaciente a que la reunión terminara. Esperab

omará este pasillo?.– Pregun

sé,– di

cho, y aún no lo v

la reunión,–dijo Alice con l

ya termino, y Lord Fontain

buscándome por todas partes, recuerda que

stá haciendo en estos

por aquí antes de ir a buscarm

uriosa.–¿acosas a Lord Fontain

evera, que María supo que no ten

dijo Alice con u

Susurró María, antes

íseos.– dijo Alice, convencida de que esa era la raz

ontraban, sin embargo, Alice noto que él no tenía ni la más mínima inten

encuentro.– Dijo Alice, llama

a. Desde que salió del despacho del rey, había permanecido absorto en sus pensamientos, tanto, que

la hubiera visto?. ella y María eran las únicas p

jo ella, esforzándose

. dígame, Alteza, ¿para que me bu

a, señalando a María. Hasta ese momento Alexandre no l

que momento llegó.–Alteza,– saludó el hombre,–Lord,– dijo vo

Creo que se ha equivocado, l

lteza,

umpió Alexandre,–

te.–Alteza, le pido me disculpe, pero debo seguir mi

o Alice, siguiéndolo a pasos rápidos

prisa.– dijo él

se detenga

mento la velocidad.– ¿a dónde v

os,– res

?,– pregunt

– di

ctamente?,– i

– volvió a

ice, corriendo detrás de

edo decir.–

eguntó ella con

no.– con

él, obstaculizando de nuevo su camino, así que Alexandre no tuvo mas opción qu

uniforme?.– preguntó ella,

e disculpa, Alteza, tengo que seguir mi camin

hombre como usted usaría, ningún caballero de alta sociedad usa

pa, y pantalones sueltos flojos, color marrón.– Con todo respeto, miLord, pero así,–d

ecir una sola palabra aumentó la velocidad a sus

a que no sea cierto,– continuó,– si en este momento alguien más lo viera estoy segura de que no lo reconocería, ja

palacio a pasos agigantados. Alice era más pequeña

– Ese es su caballo.– dijo señalan

aci

bre se

ajustada, procedió a ajustar los estribos, y Lugo monto

do, intentaba recuperar el aliento.–Sabía que es de muy...–

. Pero como ya le dije a

de seguir hablando.–Dígame, ¿regresará antes del atardecer?, r

á posible acompañarla el día de hoy. Supongo que e

ntó ella, ignorando la idea de que podrí

l, agarrando

¿regresar

N

¿regresará

stó él algo

ía atrás, el caballo

gresa?.– in

un hilo de paciencia, intentando co

ue mi padre se ha enterado de la verdad, y se molesto

ijo él,– ni siquiera lo sosp

ella aliviada,–Entonce

ir, es un asunto co

irse.– pro

eguntó él, leva

guardia personal.– dij

hazó que sea su guardia personal, debería estar contenta.– decidió decir, quería

gnificar que él había comenzado a agradarle, y eso ella nunca lo aceptaría, o al menos hasta que su orgullo no se lo permitiera.–Claro que lo estoy,– decidió decir con tono hiriente,–no sabe cu

undos sin decir una sola palabra, cerró los ojos, e inhaló. La miró una

era imposible alcanzarlo, él cabalgaba a gran velocidad.–Lo... siento.– Susurró muy bajo, tan bajo que ni María puedo escuchar, y eso que se enco

reguntó con voz suave. Alice parecía no escuch

aún cuando

orque no te

uficiente para que María no hiciera más preguntas. Pero su amiga, la conocía

ó. Continuó caminando por el largo pasillo, espera

álida.– dijo María,

de mal humor. Jamás se había odiado tanto, nunca

es por Lord Fon

es de marcharse. Y, ni siquiera fueron las palabras, si no el tono hiriente con el que se las dijo, pensó

ntras continuaba su camino,–

qué estás tan molesta?.–

abitación,– No quiero que nadie me moleste.– abrió la puerta, y

ado de la puerta.–Alice, abre la puerta, habla conmigo.–María soltó un suspiro. Apoyo la

or de lo que había imaginado si había cerrado la puerta en

culpa de

llorar, y también a gritar, era culpa de ella, solo de ella. No sabía que era lo que la ponía de tan de mal genio, ni siquiera sabía con

que, pensándolo bien, no sabía si le había agradado desde un inicio. Tal vez el problema nunca fue él, o quizá si un poco, por ser tan insoportablem

ue no podía describir, ni entender. Quizá el problema era ella, si, estaba c

en el cristal, con la mirada fija en el horizonte,

sintiéndose frustrada, tan malhumorada que bien podría gritar a cualquiera que se le cruzara en su camino, como ya lo había hecho con María.

er las primeras

a, ¿rabia?, ¿tristeza?, ¿culpa?, ¿frustración?, o , quizás una mezcla de todo. Lo único que tenía claro era que, sea

iguiente, Ali

viera que hacer ningún esfuerzo. Había pasado la noche con sueño inquie

un banco bajo un árbol y se sentó allí a observar un absoluto nada. Aquella mañana era hermosa, pero ella seguía pensativa e inquieta, hasta ese momento nadie le había comunicad

as lágrimas. ¡No quería llorar!, ¡no tenía razón para hacerlo!, entonces, ¿por qué sentía una fuerte presión en la garganta, que no

reguntó una voz dulce a su e

ía vergüenza por como la h

ce,–No te quise hablar d

tienes que

ndo salir las lágrimas que con tant

ad que no fue para tanto, no fue nad

uena amiga,

umpió María. Lo que María desconocía era que

odas las lágrimas que había guardado desde la tarde del día anterior. Según ella, llorar por su amiga Maria era mucho más aceptable que, llorar por el ya

e, mirando a la nada, pero pensa

un inicio había sentido ganas de matarlo; ¿Por qué ahora parecía necesitar de su presencia?, ¿cuando se vo

aceptarlo, pero si, no habían pasado n

si te hace sentir mejor, te perdono

timado, él no había dicho nada, ni siquiera había hecho un gesto, pero sus ojos, sus preciosos ojos, habían reflejado el efecto que las palabras de ella le habían causado. Había sido cruel, sabía que era la única culpable, una parte de ella quería convencerla de que no lo era, de q

curre?.– preguntó

,– dijo ent

yer estas muy rara.– María tomo aire antes de

ntentando contener las palabras; pero, ¿qué senti

– tart

ñas?.– pre

tó Alice,– e

insisti

oy una mala p

dijo María inten

pió las lagrimas que ya habían empapado por completo sus mejillas con

rd Fontaine tampoco te odia; Él es un caballero muy inteligent

palabras le hirieron. Soy una cobarde, ni siquiera le dij

cirle?.– Pregunto M

der, pero de detuvo rápidamente

e, restándole importancia. Limpió el rastro

eno

– quiero que me ayudes en alg

que alguna idea descabellada y loca s

sonrisa algo maquiavéli

ga exactamente?.– pr

despreocupada,– Solo quiero que averigües a dónde

exclamó Maria,

igas tonterías.– ne

eres saber a dónde fue?

idad.– cont

, vamos dilo,

Alice,– mejor déjate de tonter

a que lo admitas

na,– Pero...– la señalo con el índice,– solo para m

ro,– di

me haría falta?.– preg

ría no pudo contene

ícula risita.–di

e risas,– Esta bien,– cerró sus

unos segundo

ne se haya marchado. Siendo sincera, me divertía mucho ser

s.– musitó en un tono tristón Alic

de que él tamb

– Comentó Alice, recordando el momen

creo que eres la única persona que ha logrado d

ió con sat

cuánto antes a dónd

algunas averiguaciones.–

de las dos.–comentó Alice, mirand

tengo algún interés en

sé, ¿di

erlo por ti, porque aun cuando ayer lo negaste, estaba segura

hablar, con los ojos fijos en el j

raste averiguar?

.– respon

to.– musi

pregunt

Alexandre se marchó

nsativa,–¡Oh!, espera...

ella?.– preguntó

dónde fue su hijo.–

amente.– d

uy triste, ni siquiera a salido de

Alice.–Tan grave es la situaci

arquesa se encontrara tan triste, a

lo

jo Alice pensati

se encuentre trist

una buena mujer, por su puesto que

o bueno?.– preguntó

az dado.– dijo Al

e id

Continuó,– Entonces, le haría bien hablar, desahogarse, comentar con alguien el motivo de su tristeza.– María e

María,– con suerte te dirá la razón p

ice, sintiéndose or

ejor, eso no sería ap

ayudaremos, hablar con alguien le hará bien, y a

de tu punto de vista

eres muy buena amiga, María.– Alice estaba feliz,

ieron con

o la nariz– He de confesar que

reguntó Alice, fingiendo no sa

uró a decir María,– Es muy eviden

o me agrada.– negó Alice, mientr

Soy famosa por ser muy perspicaz, además te conozco muy bien, puedo notar cómo t

ue hablas.– Alice mantuvo

s, tenía el don de ver los secre

e lo niegues, es muy

lestar a Fontaine se ha convertido en mi mejor pasatiempo, es solo eso. Te aseguro que no me agrada, no lo soporto, se cree qu

o atentamente mientras du

haz visto lo a

boca antes de terminar la palabra, apuesto. María no pudo

ía someterse a más exploración en ese tema; pero an

gus

o?, ya te d

preguntar María, aun cuando

errogatorio.– dijo Molesta.–Además es muy mayor, y... y... sabes, me da n

enos pelear, pensar en que su amistad podía r

der disimular la conmoción

voy a estar en

aro que

toy.– sus

<>.– i

a cabeza,–No sé lo que esto

io mientras digería

scuché a Lord Fontaine decir a tu ma

eso?.– interrogó Al

gradas. No pienses que te odia

que me digas nada que él haya dicho sobre mi, si lo quis

ecir cosas como eso!–Supongo que...– dijo Alice, a

sistió María, co

nsar que

ás siendo mi amiga.–

na tonta, tu eres mi mejor amiga, sin ti sería condenadam

ca te había o

ice, sonriendo azorada,– Además, no se me ocurrió ningún otro

una inespe

tu amiga, y estoy aquí contigo

dentro de su Corazón sería el fin del mundo, o bueno, no literalmente, pero si sería el fin de su orgullo. Decir lo que para

digas los que te tur

clamó un

ue lo hubie

ti la tenacidad

aña.– dijo Alic

faltaba poco para florecer.– ni siquiera yo sé lo que me ocurre, no puedo d

, yo te puedo ayuda

no pude resistirme, y caminé hacia él. Luego en el jardín, quise hablar con él, pero..

verdad?.– interrogó María,

aría asintió,– ¡que bien!, así me lo puedes explicar, porque no lo comprendo.– añadió,– Bien, solo una vez lo vi sonreír, es decir, una sonrisa real, sincera, y se veía tan... <>, ese día sonrió dos veces.– musitó proyectando la imagen en su mente.– En fin,– suspiró,–Me ha salido todo mal, lo he insultado tremendamente, lo que quería en ese momento era turbar un poco su ser <

lgo está pasando. Espero no

lo contrario...

decisión de compartir conmigo

pensar que me dirías que yo

desde lue

rdar eso solo para mi,

o que quieres que di

e tomo unos segundos para pensar,–Y al final, supongo que me gustaría saber ¿por

omplicado d

ste que me

entiendo

pe

pongo que... si Lord Fontaine hace que sientas todas esas cosas tan inexplicables,

o?.– preguntó Al

no tengo experi

ie.– Cuánto más rápido lo haga, más rápido sabrem

que te a

or que haga

e había podido imaginar. Sabía cómo se sentía estar con él, era molesto, estirado,

adaba, de no ser así su corazón no enviara una señal tan fuerte. Recordó que su corazón haci

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