img Romance en la cofradía  /  Capítulo 6 Oye la verdad Yolbert | 18.18%
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Historia

Capítulo 6 Oye la verdad Yolbert

Palabras:2081    |    Actualizado en: 09/03/2024

algo

ntó Y

uieres

rrog

ene conocimiento

upación, se acomodó mej

yo sola no hubie

que nos

ismo la Cofradía está ofreciendo dos millones de dó

¿Tú me puedes decir por qué

verdad, o por lo menos, parte de ella, tú desde el vientre fuiste entregado como ofr

ca, ella era atea,

, pero analiza tod

é eras

te colocó

ama el Verdugo? Son muchas las inter

go, tal vez muy personal, ¿Cómo supiste que y

tamos todo, tenemos nuestros secretos y son nu

asunto, por lo demás aciertas en muchas cosas, incluso me intriga el trato extraño que todos me han brindado desd

a ofrenda del diablo, hasta cierto punto

esas cosas Carol,

ar la cueva, claro está, tomando las medidas necesari

r dos millones se puede esperar cua

al lado del otro y trataron de descansar, si

ó la vid

entro de operaciones. Allí se enco

s hablar

ora mirando fija

ardes señ

y se ubica frent

e mí, habl

fuga del óbolo, mi compañera d

able rápido, no me h

ora estaba arrepentida, comprendía que las consecuencias serían nefastas, porque esta gente no entiende lo que es la amistad, ni n

me haga per

ó la

desde el día de la fuga, mi comp

o fue hace 4 días ¿Por qué es

recía, incluso fui a su casa y ha

s famil

uerza tremenda y sus piernas parecían ceder ante lo inminente. Su familia, lo

o de 7 años

quí noto que estás sudando

Sabía que Ana estaba aterrad

onde

el intercomunicador, algo que la n

rvido con lealtad a la Cofradía,

ba al centro de operaciones, su jefe de grupo, escoltado por tres esbirros; lo traía

iedad de

n lágrimas

n Rafael que l

arías una locura, defenderte quizás. Fallaste Ana y lo pagarás; debiste notificar de inmediato la novedad, hubiésemos accionado, no lo hiciste. Esta noche hay una misa negra y sacrificaremos a tu hijo; tú retoño, quiero verte allí, en primera fila, disfrutando como regamos nuestro alt

rificio de su pequeño, sentía ella, que el corazón se le partía en pedazos, lamentaba aquel final que en verdad no merecía y las ordenes estaban dadas.

dame

volvía inefable y atravesaba el alma en ellas: el Juicio Final de Miguel Angel . La Virgen de las Rocas de Leonardo Da Vinci y hasta la imponente escultura de la Catedral de Rodin. Dejaban en claro, que aquel espacio era de D

a oficina: el cuadro de la divina misericordia, que proyectaba aquella maravillosa visión de Sor Faustina y el Cristo de los Ultrajes de Grunewald . Que mostraba a su alma, el dolor reinante en la humanidad. Efectivamente, venía de la alta sociedad, era un seguidor empedernido del arte en sus más pura

u madre que deseaba ser Sacerdote. Todavía estaba fresca, la decepción en sus ojos, el desprec

Esteban. ¿En que

en aquella mirada y

en la casa de Di

drid a

onfiar en usted, pero es

ano, dejando i

itorio había una hoja, que mostraba una simbología algo in

a en el Castillo de

al Fénix que

estoy e

ras y 39 minutos en llegar allí. No te vengas por avión, tampoco por tren; c

seis horas e

por carretera, debes contactar a varias personas; lo que

n jefe yo

da la llamada, en el preciso instante en que

P

debilidad, que dudara ante las decisiones, quería sembrar en su hijo la figura de un líder, que en un futuro pudiese manejar su imperio. No era fácil, el proce

radamente que llam

soy tu

y te advierto. La p

i

sal d

Por el desgaste que presentaba en su exterior, se presume su origen antes de Cristo, es de resaltar que algunas palabras acompañab

. Tiene lla

aré. Hab

Adriano Dicarlo, soy el ger

ue no entiendo es el

bre su

pasá c

señor y teng

e, nunca se planteó la posibilidad de que su mujer le fuese infiel, de ser eso cierto, el hijo que

, si lo que dice no es c

o a su honor y a su poder; p

quién

de sus

, ella te dará uno; por ese me en

s pública, espera para ti lo pe

o y los elimino, no se preo

enta, se hará de inmed

as seño

lo qu

da a llamar a Carl; ést

evar a mi hijo al Doctor

r, cómo u

ésta le hace entrega de un juego de carpetas,

sto al obolo en Cádiz. Debo redoblar la vigilancia

ias; así mismo, debía someter a su hijo al AD

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