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Historia
Bésame

Bésame

Autor: AnaValencia
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Capítulo 1 ¿Relacion abierta

Palabras:2279    |    Actualizado en: 08/04/2024

A

con tranquilidad, es más, no se veía ni siquiera ofendido o enojado por la oferta que le había dicho Ta

avesaba mi dormitorio, para sentarme a mi lado, ya que se dio cuenta de

No era una petición normal entre novios c

cir una sola palabra, me encontraba por completo mudo de la

a mi frente e intentaba borrar mi ceño fruncido, para luego verme con una sonris

ebía de preocuparse por lo que yo pensará sino por lo que su novia iba hacer en el futuro, ¿siquiera sabía que significa

la mejor novia que había tenido en

ada en que me veía, era evidente que e

ensé que su cabeza dura iba a hacer que estuviera a salvo de esos detalles. Pero por lo visto, no fue así», pensé con acidez. Qu

hacer para decirle que era una mala idea y que él no podía tocar a otra chica, aparte de su novia? Suficiente tenía con ella, ¿Para ahora agregar más chicas a la lista? Sabía que era irracional pensar de esa forma, pero no podía evitarlo. Mi corazón estaba siendo empujado al acantilado y sabía qu

dirlo a gritos que me mirará, que no tenía el caso de que estuviera con alguien m

ido el culpable al no cortar de raíz esto, por no alejarme y en vez de eso, seguir aliment

tar ver a Aless besando a Tania por todo el campus sino t

iba a ser

uida al rodear mi

mente tocando su pierna con la mía—. Mira, sé que es algo raro para mucho

un b

sonando malhumorado, y al mismo tiempo nervioso por ver que no

mi mandíbula y

ceño, sobre todo cuando sentí el roce de su piel con la mía. Era demasiada distracció

tomó mi rostro entre sus manos, haciendo que quedará e

había diversión

odavía peor. Si no supiera que Aless podía darme una golpiza por una de

tinuó diciendo—: Tania y yo no queremos dejar de ser novios, queremos seguir juntos y ambos sabemos que tenemos necesidade

o». Apreté mi mano libre en un puño. Pero de inmediato relaje mi mano. No quería que Aless se diera cuenta de que estaba m

Me estás e

ego a su boca, una maldita costumbre que tenía cuando lo tenía demasiado cerca, y lo peor de todo, el

ó más fuerte mi rostro e hizo que nos acercáramos más.

me hacía adelante, imitante una especie de accidente, podía hacer que nuestros labios chocaran. Sin embargo, lo

a los ojos, de manera fija, y esperand

ía oírse más neutral, intentando no

ué opinas

es sin entender que

opino

mirando de fo

divertido

s, e hice todo mi esfuerzo en re

ué s

ongo que está bien—con

o pareces feliz con la idea—dejó de sonreír, para m

ellos no tenían nada que ver con la mía. Las mías eran por razones personales y muy e

orma tardía, más que nada para quitarle el sembl

tener el control sobre mi amor y terminar ha

e no desea perderme por algún error que yo vaya a cometer, por ya sabes, mi problema…así que Tania di

a realmente que tenía una libido demasiado alto. Era muy posible que él pudiera estar todos los días y cada tres horas en la cama con Tania si tan solo ella se lo pidiera. Para

de Aless, de ahí la emoción que sentía cuando me lo había con

y me levantaba para tomar agua fría del minibar, ya que me había calentado demasiado con l

aso, mi me

de ment

mientras abría la

antaba atraer la atención de los chicos sin siquiera importarle que fuera nov

a confesado, pero realmente no fue así. Mi mejor amigo solo se rió. “Es lo normal, ella es hermosa”, había dicho entre risas. Intenté decirme que no era mi problema, que Aless

mientras tomaba l

tras destapaba la botella con mi mano—, si hablo con el entrenador, estoy seguro que p

nos deberes, no

con ir

eberes, y aun así e

os de ti cuando tengo una pelea—Aless se levantó de la cam

veía como Aless tomaba la botella de agua de m

ntió con

—. Pero la suerte no puede reemplazarse…—se encogió d

aunque Aless jamás iba a corresponderme cómo quería, s

r—dije con un nudo en la garganta vo

uió y se sen

gunos límites—comentó mientras

mpezó a lati

lentitud y volteé a ver a mi mejor amigo—,

na sonrisa lle

s giras, en el ca

or eso es

tarlo—, ¿y cuáles son los otros? Espera, déjame p

z baja mientras me

ueda encontrar a una chica tan hermosa co

etir en mi mente. Claro, una chica…realmente era masoquista. ¿Por qué siqu

el brazo de Aless de mis hombros para acostarm

as volvía a tomar mi mano y entregaba nuestros dedos —. Sin impo

mí, sino por ustedes, idi

día hacer? R

resig

speraba que sucediera demasiado rápido para inclus

oler, y

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