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Historia

Capítulo 3 El chico gris.

Palabras:1461    |    Actualizado en: 12/04/2021

fui parte de un internado hasta mis 16 años, con mis estudios y mi beca pude surgir y vivir bien, estudié, adelanté mis estudios de la secundaria por lo que me gradué de la primaria y cursé tres años

6 luego de haberme ema

ños y adolescentes, luego se vino el cambio de director, un sujeto bastante tirano cuyos castigos eran un real sufrimiento, pero no castigaba a los que de verdad se portaban mal: Castigaba precisamente al grupo de los marginados, por ser rechazados, vino otro cambio porque al director se

uir algo, un trabajo que consiste en cantar, me paga

s para los niños, y que alguien más se encargara de sus necesidades, hoy mientras iba en

as libres como la inocencia infantil. Aunque busque un rayo de luz en un lugar oscuro desplegand

hasta llegar a la institución. Tiempo atrás, tuve numerosos problemas para ser aceptada por mi dependencia con la muleta y el problema de la

blemente. Al fin no era rechazada a la primera, f

os, en este momento— en eso guardo silencio, no es fácil decirlo a pesar de tantos años diciéndolo, diré lo que me ha mantenido d

os a medias, a menos que trajera a

ar, sus labios gruesos, se veían con una tonalidad clara, sus cabellos estaban un poco largos y peinados hacia arriba, sus ojos eran redondos, sus cejas rectas, su piel

d algún trabajo de complemento? Es decir, para cuidar niños, que

se me formó al percatarme de que estaba viendo, observando, mejor dicho,

ra algo que faltara en mi vida personal aparte de alguien que llenara la mitad de mi vida laboral— yo soy la directora de esta instit

y lleno de vida, se escuchaba verdaderamente radiante, haciéndome exterior

faltaba en mi vida, en ese preciso segundo sus ojos se encuentran con los míos rápidamente, una tierna mirada se t

entretendrá a los niños y J

ía algo que llenaba cualquier vacío de cualquier ind

mbos traerán los requisitos que dice esta hoj

ra— le agradec

a era tarde cuando supe que no había sujetado el bastón, ya había afincado mi pie izquierdo, que era como si no estuviera ahí en realidad, así que mi cuerpo s

ojos se encontraron con los suyos de inmediato, nuestras miradas quedaron fijas, como atrapadas una con la otra, se trataba de la mirada que quería que s

as e intensas, era único, inigualable, era la primera situación agradable que me sucedía luego de todos estos años. Al reaccionar, al momento en el que regresamos a

e problemas de salud, bueno si tra

Asintió Jean con s

asta luego— dig

una vez que nos desped

itución, sonreí un poco tímida antes de preguntarl

nada que hacer

a arreglar

por él— ¿qué le parece si la acompaño? Digo, vamos a trabajar juntos, sería id

s peligroso que sea voy a aceptar que me acompañe a casa, ya no quie

hacer los movimientos juntos para así irnos conociendo, fue un trayecto que a decir verdad se nos h

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