xactamente cuare
de su cuna. Yo estaba medio dormida cuando el resplandor de una pantalla de teléfono iluminó
la pantalla ante
La línea que había trazado en mi
un susurro. "¿Qué
do y lleno de pánico. No podía entender las palabras,
, respira", le decía
, buscando sus pantal
saliendo firme y clara en
a mirarme. La luz de la luna que se filt
ave. Alguien destrozó la cocina de su peq
to cuando las cosas entre nosotros empezaban a calmarse,
ínica! Esto
imena salió más fuerte por el teléfono, que
tu esposa! ¡Me está arruinando la vida por
osa, me golpeó en la cara. Miré a Mateo, esperando qu
stro se contrajo
altavoz. "¡Tu escenita en la cafetería le ha traído con
s una manipuladora y tú no quieres verlo!", grit
Mateo. "¡Entre ella y yo no hay nada, te lo
do y con las llaves en la mano. Me p
corazón martillando contra mis costillas. "Si cruzas esa puerta para ir
ra jugar. Puse todo en esa frase: mi dolor, mi
Vi al hombre con el que me casé, al padre de mi
xpresión se
, Sofía", dijo, su vo
me
me hizo dar un paso atrás. El contacto físico, ese empujón para aparta
lió al pasillo y la
s pasos alejándose por el pasillo y luego el motor de su coche arran
illas, las lágrimas que había contenido du
léfono vibró. Era un mens
da por un antiguo proveedor al que le debía mucho dinero. Parece que tiene un historial de
. Ximena había creado su propio desastre, como siempre. Y mi esposo, mi estúpido y ciego esposo, había corrid