ráfaga de viento helado en pleno verano. Todos los recuerdos de m
comentarios en mis transmisiones eran siempr
scribía, para que todos supieran de nuestro parentesco y, sutilmente
omenzaba la suya hablando de una "técnica secreta" para la masa que, casualmente, yo había mencionado de pasada. Sus
ue dices ya lo exp
opias las ideas a
lla tenía la multitud más grande, la voz más fuerte. La opinión pública, cegada por su carisma y su producción
lla publicó un video en sus redes sociales. Ap
, está pasando por un momento difícil. Y en su desesperación, ha empezado a... tomar mis ideas, mis recetas, y presentarlas co
tó a sí misma como la víctima comprensiva y a m
Sinvergüenza". "Aprovéchate de tu familia". Cada palabra era un golpe. Dejaron de ser solo texto en una pantalla; se s
le. Me susurraban al pasar. "Mira, es la prima ladrona". Una vez, una mujer me tiró su café encima, gritando que yo era una
esto?", me preguntó mi tía, la madre de Isabella. "Ella solo quiere ayudarte". Mis propios pad
llaCuisine". Su aparición en mi chat no era una coincidenci
ería la víctima ingenua. Esta vez conocía
iendo la calma. "Qué sorpresa verte por aq
espondió a
idado, primita. A veces, la gente puede
dvertencia. "Sé lo que haces,
ad y su falta de escrúpulos. Pero algo era diferente ahora. El recuerdo de mi padre muriendo, de
historia. No iba a permitir que
cesitaba un plan. Sabía que su primer gran ataque sería en
pude responder en mi vida pasada. ¿Cómo sabía ella siempre lo que yo iba a hacer? No era solo
te, como si tuviera un espí