de pronto se detuvo. Se dio la vuelta,
de verdad quieres seguir siendo mi esposa, mañana a las ocho te quiero e
n esperar una respuesta, él salió y la puerta se cerró de g
a barandilla de la escalera para no derrumbarse. Su cuerpo temblab
espo
a nada para ella. Quien lo
ni la redención, sino romper con todo. Un adiós r
de tres años de recuerdos, más amargos que dulces. Cada rincón había si
de dejarl
y hasta
o esencial. ¿El resto? Lo dejó atrás sin pensarlo d
r la ironía, pero
su esposa provenía de Grupo Murray, un impe
ella no era nada sin él, que se habí
dad? Nunca t
ndo el papel de esposa cariñosa, no por
n hombre que nunca la vio tal y como era. Pero a partir de ahor
manas, el divorci
estrategia más de Dayna. No le prestó atención.
a, suplicando, llorando, haciendo cu
o ah
frente al Registro Civil,
a descansaba en su silla de ruedas. Los rayos del sol, colándose
rigada. Le sorprendió ver a Kristoph
cerca le lanzaban miradas furti
iró hondo y se acercó a él, saludándolo con
ediato. En cuanto la vio, sus dedos
ero hubo un pequeño cambio, al
observaba. Sin darse cuenta, bajó la vista hacia su camisa, preguntánd
rada de inmediato y fr
sin poder
o. De verdad había seg
; se firmaron los papeles, se confirmaron y se arch
sintió una extraña mezcla de alivio
ito". Ella le tendió la mano, con una sonrisa su
resión tranquila pero distante. "Hoy te mu
deó, sin en
e conveniencia? Entonces, ¿po
. "No olvides tu papel. Ah
vuelco. Eso se parecía demasiad
iera cuál era su lugar, que fuera una
milias adineradas. Frías, estr
hay opción de divorcio. Solo la muerte nos separará. Te casaste conmigo, así que ni se
bservó, bo
r lo que acabab
dio un vuelco involuntario
esa sensación. No quería
eran palabras, va
onar más sobre eso, un auto
ra firme, sin rastro de emoción, de
ás y subió al auto. Este no era el momento pa
pher permanecieron fijos en ella. Sin pensar, sus de
iendo? ¿O... realmente
na sacó su teléfono, con l
so apareció una avalancha de llamadas perd
rdón a Maddie. ¡Y ya ha pasado cas
ta el te
hagas perder l
n mientras bloqueaba con tranquilidad su nú
ola ojeada. Él entrecerró los ojos y una leve s
o el teléfono de ella volvió a
número. Pero en cuanto Kristopher lo vio,
Era muy bueno recordando números. Perten
ue envidiarían incluso los mejores profesionales titula
Y si Dayna... era