. El rostro de Sofía cambió drásticamente, pas
era reaccionar, la mano de
l pecho de mi hija. La sangre salpicó, un rojo brill
no de rabia. "¡No sé cómo Elena y ese adúltero te educaron,
ora del corazón a mi hija. La escama, un órgano vital para nuestra raza, el equivalente al co
dola retorcerse en el suelo. Ya estaba débil por la paliza y la herida
supe en ese instante. Era por la tristeza. Ella ya sabía que este hombre, est
ágrimas, no podía detener su sangrado. Grité y grité en mi pri
ente, se arremolinaron en una fuerte ráfaga
de Ricardo vibró intensamente,
ada fría como el hielo, pateó el
bas aquí! ¿Qué? ¿Te due
llena de un
ntonces escucharé lo que tienes que decir. ¡
en la caracola rota. Esperaba escuchar mald
scuchó na
mi voz de hace muchos años, fl
o. Hoy es el día de mi boda con Ricardo,
se detuviera en seco. Su expresión se con
nuestro mundo se