e deslicé por la abertura justo cuando la puerta se abría de golpe. Caí dos pisos hasta un callejón sucio, aterrizando con u
callejón!", gritó a
uro, el sonido de mis pasos y mi respiración agitada resonando en la noche.
coches frenaron con chirridos de llantas, las bocinas sonaron furio
e!", le grité al conductor, un
de billetes, todo lo que llevaba encima. "
salimos disparados, dejando atrás el hotel y
r. Estaba a salvo, pero solo por ahora. Me habían encontrado. Sofía les
... ¿en quién podía confiar? El único nombre que me vino a la mente fue El Viejo
o, uno que guardaba por nostalgia. R
, dos, t
ondió una voz g
soy yo.
otro lado de la línea. P
ijo finalmente, su voz sin sorpresa, solo
mada. "Estoy en problemas
dirijo hacia allá. Apaga es
oleada de alivio. Había una persona en
de autobuses. Me mezclé con la multitud, cojeando, tratando
e detuvo a mi lado. El Viejo Lobo estaba al volante. Sus ojos, hundidos en un ros
dijo sim
nimento que siempre usaba para sus articulacion
ije, mi voz quebrada. "
mes en el volante. "Lo supuse. Esa mujer sie
Fui un
entos. Es tiempo de sobrevivir. Te llevaré a un lugar seguro, fuera
zaba a salir, tiñendo el cielo de naranja y púrpura. Me quedé dormido, ag
a. Mi tobillo estaba vendado. El Viejo Lobo estaba sentado
stamos?",
l único que te va a encontrar es el diabl
lo, pero sobre todo, me escuchó. Le conté todo, desde la conversación que escu
stible, Ricardo. Pero te quema por dentro si no la controlas. La venganza es un plato que se si
uedaron conmigo.
ionado, habían intentado destruirme.
i carrera en el ring con un golpe ilegal. E
enía que hacer. No se trataba solo de sobrevivir. Se
abían hecho. No con una simple lección, como la que Sofía quer
ificación de mi regreso. El Halcón había sido herido