N
ara y firme. Iván parpadeó, sorpre
has
mente a los ojos. "No voy a disculparme por
estás rebelando, Catalina? ¿Desp
argura que ya no podía ocultar. "¿Robarme mis sueños? ¿Humill
í, amenazante. "Ten cu
bía quemado el miedo. "No. Tú ten cuid
Mi decisión estaba tomada. Me iría a Madrid para el concur
Iván preparando el desayuno. No para mí. Estaba cortando fruta y preparando tostadas e
rme. "Le han dado el alta. La t
jarrón con una flor en la bandeja. La misma flor que cr
idad. Siempre sería Raquel. La amiga frágil, la mujer desvalida que necesitaba su pr
rabia, solo un vacío inmenso. El amor se había ido, y en
n cautela. Fingí
n voz sumisa. "Fui egoísta. L
ha, pero pareció sati
nstalado en nuestra habitación de invitados, fingiendo una debilidad que no engañaba a nadie más que a Ivá
de tren a Madrid. Empaqué una pequeña maleta con lo esencial: algo de ropa, mis ahorros y, por sup
turo. Estaba cansada. Cansada de luchar por un amor que no era recíproco. Cansada de s