img Contrato de amor: secretos y promesas  /  Capítulo 2 Yo lo soluciono todo | 10.00%
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Historia

Capítulo 2 Yo lo soluciono todo

Palabras:1054    |    Actualizado en: 10/07/2025

bló la esquina. Caminaba deprisa, apretando el bolso contra el pecho, como si fuera sufi

da de harina. El azúcar aún se le pegaba a la muñeca, un recordatorio de la rep

éstamo. Un respi

iera. Pero al mismo tiempo, otra parte gritaba con más fuerza: «

o aire acondicionado que la hacía tiritar. En la fila, Clara revisó el papeleo: extractos, recibos, facturas. Todo esta

te, un hombre de traje gris con aspecto

n hojea una revista vieja. "Eh... Panadería Martins, ¿verdad? Una empresa un

la silla, intentando

omoción, pagar a los proveedores por adelantado, puedo duplicar las ventas du

ividad en el alma. "Señora Clara, desafortunadamente, su historial crediticio es muy bajo." No hay garantías reales aparte del propio local

. Claro que el nombre de Albuquerque estaría

susurro. "Trabajo duro, pago a todos los proveedores. S

Clara salió del banco con las piernas temblorosas. El sol ya empezaba a ponerse, tiñe

rsal, al otro lado de la calle. Más filas, más papeleo, más miradas de lásti

a, he oído que recibiste una notificación. Ven esta no

secretos, incluso los que quería enterrar. La invitación era sincera: Luísa siempre había sido generosa. Rica, cas

in contestar. No iba a humillarse. No i

misma desenfado con la que comentaría el pronóstico del tiempo. Cuando por fin se sentó en el banco de madera de la parada, Clara sintió un hormigueo en las piernas. Las bols

saje, esta vez de Ana, la prima leja

ía! Es solo un lugar viejo, aún eres joven, puedes conseguir tr

ue no era solo un lugar viejo? Era lo único que aún la conectab

aba a desaparecer tras los altos e

por esto, no

rillento donde anotaba sus pedidos. Mañana tendría dos pasteles de cumpleaños, cuatro docenas de

Enzo Albuquerque estaba apoyado en la puerta de la panadería, todav

anto, Clarita. Ven conmig

ahora, años después, allí estaba él, dueño del edifici

ue tragarse todo lo que había tragado para

ara. Subió despacio, pagó con las monedas que

la frente surcada por la preocupación. Pero en el fondo de sus ojos, una chispa. Pequeña, pero viva. "No importa cuántos

perceptible, se dibujó en sus labios. Aún tenía fuerzas

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