Garz
en una neblina gris de aislamiento. Permanecí encerrada en
stado con mi familia desde antes de que yo naciera, irrumpió
que venir rápido! -jad
, ¿qué
y la otra. Están en el pent
inmediato, me invadió.
su muerte, fue sellado. Preservado exactamente como lo habían dejado, un monumento perfecto e intacto a su memoria. Era mi santuario, el único lugar en es
sillos y subí la gran escalera, mi corazón latie
abiertas de par en par. La escena
n de primeras ediciones encuadernadas en piel de mi padre había sido sacada de los estantes y arrojada en una pila de
queña fotografía enmarcada. Tenía una teatral mancha de sucied
instante, preocupándose por el
ste lugar era un viejo y polvoriento desastre -echó un vistazo al caos a su a
algo crudo
han
ó, su expresión de leve mo
tábamos haciend
decir, señaland
la redecoración de una habitación de invitados-. Pensó que esto
ir el monumento a mis padres
to de su mano para examinar su diminuto rasguño. Ni s
l dolor en mi pecho era tan intenso que mi mano vendada, la que él había
de mis padres el día de su boda. Ella tenía el pie sobre ella. Molió su tacón contra el rostro sonr
diatamente a sus brazos
de Cristo! ¡La estás
é, mi voz quebrándose-. ¿Qué
ijo, su voz teñida de una cruel arrogancia
este penthouse después del funeral de mis padres. Me había prometido, con los ojos llenos de lágrimas: "Este espa
habitación; estaba escupiendo sobre los
omprado con sangre de los Garza -dirigí mi furiosa mirada a Karina, que se esco
ico pensamiento era arrastrarla f
formando una barrera impenetrable. La estaba protegiendo. Otra vez.
su rostro torcido por la impaciencia-.
tar
uerdos de mis p
ilo de amor, de esperanza, de una histor
e metal dentado apuntando como una lanza. Mi mente era un blanco incandesc
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