img De las cenizas, un nuevo amor renace  /  Capítulo 2 | 20.00%
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Historia

Capítulo 2

Palabras:1534    |    Actualizado en: 07/11/2025

RI

zó a desabotonarse los puños de la camisa, sus movimientos precisos y deliberados. Era la misma form

a misma acción, el lento arremangarse de sus mangas, significaba que estaba a punto de jalarme a

rtido. O quizás, el hombre que siempre había sido, y yo simplemente había estado d

Mi cuerpo me gritaba que corriera, que me escondiera, pero no había a dónde ir. Esta jaula dorada

voz a mantenerse firme. Tenía que aferrarme al ú

us ojos grises entrecerrándose ligeramente. -Ya has d

ez es d

contenida en mi pecho. No se detuvo hasta que se cernió sobre mí, lo suficientemente cerca co

calofrío de miedo, no de deseo, por mi columna. -¿Crees que

s. Gritaré desde las ventanas. Le contaré a cada reportero que qu

irando en su brillante mente, calculando, evaluando. Él era el maestro d

resa, una lenta y fría sonri

uerdo

esconcerta

onrisa ensanchándose. -¿Quieres

abras. Era un truco. Tení

las llaves de su auto del tazón en la consola. -El Registro Civil está abierto una hora más en

era demasiado fácil. Alejand

evantada. -¿Vienes, o y

y creciente esperanza. ¿Y si hablaba e

guí fuera del departamento, sin atreverme a hablar, sin

ual intensidad concentrada, sus nudillos blancos en el volante. Miré por la ventana, viend

to, encantando a un empleado aquí, citando un oscuro estatuto allá. En treinta minutos, estábamos de p

momento de vacilación. El trazo

e la Vega-, el nombre que una vez había sido mi mundo, ahora solo tinta en un pedazo

Alejandro, su voz de

y garabateé mi nombre. Abril Cár

presentado. Hay un período de espera obligatorio por ley de sesenta días. D

nta

rrogante en su rostro. -Sesenta días, Abril -dijo, su v

ía. Tan seguro de que volvería arrastr

ando salimos a la calle fría, su teléfono sonó.

frío y despiadado desapareció, reemplazado

pánico? -Escuchó por un momento, con el ceño frunc

evo una máscara de cortesía distante. -Surg

se fue, dejándome parada en la acera, el viento frío azotándome. L

a Ciudad de México, un nuevo sentimiento comenzó a solidificarse en

ue tenía sesenta días para quebrarme. No se daba

el discreto en una parte de la ciudad donde nunca se le ocurriría buscar. Desde la quietud estéril de la habitación de

, mi teléfono persona

as y ven a casa. Necesitamos prepararnos para la gala de cumpleaños de mi madre. A

arreglara flores para la mujer que

Alejandro. Que cohabitemos podría ser visto como un intento de reconciliación, lo que podría anular

io al otro lado de la lín

nota de algo que sonaba casi como

ápido -dij

se endureció de nuevo. -Ven a

a de una mujer en el fondo de su lado de la lín

untos. Por supues

rradura encajando en su lugar. Fue la confirmación final que necesitaba. El último

plana. -Como puedes ver, no voy a volver a casa. Estamos, para to

nte, revisé mis contactos y bloqueé a cada persona que conocíamos en común. S

Sabía que era él. Dejé que sonara hasta que se fue al buzó

Dudo que cualquier otro abogado en esta ciudad tenga el valor de tomarlo, especialmente en mi

o a Daniel. Estaba usando la vida

l monstruo nadando en mi visión. No me

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