img De las cenizas, un nuevo amor renace  /  Capítulo 3 | 30.00%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1096    |    Actualizado en: 07/11/2025

RI

de los fríos e impersonales caracteres en la pantalla de mi teléfono de pr

e vuelta, las palabras un revoltijo de

? Abril, yo fui quien lo metió ahí. So

enciosas, sobre mis manos. Me encorvé, un sollozo atorado en mi garganta. -Monstruo

aberinto en el que tu hermano está atrapado. Puedes vagar en la oscuridad, tratando de e

a condena de alto perfil que él había asegurado tan magistralmente, ningún abogado de renombre tocaría el caso

an profunda que me dejó mareada. -¿Qué qu

ue vuelva

Casa. La palabra era una burla. -No volv

-Anda. Haz algunas llamadas. A ver cuánt

tenía razón. Había construido mi

nido de puro dolor animal. -¿Estás tratando de volve

que rogarme a mí es mucho más efectivo que rogarle a cualquier otra persona. Por cie

abía. Tenía ojos y oídos en todas partes. Mi patético

a por una resignación hueca y dolorosa.

dose en polvo en mi boca. -Por favor, Alejandro -escri

día sentir su satisfacción ir

er pasará por ti para la gala de mi madre. Y Abril, trata

volvía la mirada era una extraña, sus ojos abiertos y atormentados, su rostro pálido y demacrado. Me eché agua fría en la cara y comencé

e. Confiaré en él una

oca en la que nunca dejaría que nadie más me llevara, insistiendo en recogerme él mismo,

lejandro. Estaba de pie con el brazo posesivamente alrededor de la cintura de Brenda, una sonrisa orgullosa en su rostro mientras la escuchaba hablar con un círculo

lejandro -decía uno de sus socios. -Org

lejandro, su voz teñida de orgullo. Apretó

o, Alex. La gente podría empezar a pensar que

una confirmación silenciosa que me

fracción de segundo antes de recomponerse,

ave actuación de preocupación marit

voz plana. -Parece q

l. -No seas así. -Intentó entrelazar sus dedos

. Se inclinó, su voz un susurro bajo y amenazante en m

en el auto. Sonreír, asentir, fingir. Pero verla, verlos juntos, tan cómodos, tan

demasiado espeso para respirar. Podía sentir el

muñeca de su agarre y girando sobre mis talones,

sus amigos hablar, sus voces lo suficien

Pobre Alejandro, es u

, debería estar agradecida de que no la haya dejad

cia el pasillo desierto, apoyándome contra la pared mientras mi estómago se revolvía

o. Solo una pastilla para aca

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