img De las cenizas, un nuevo amor renace  /  Capítulo 4 | 40.00%
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Historia

Capítulo 4

Palabras:1167    |    Actualizado en: 07/11/2025

RI

Era mi salvavidas, lo único que podía sacarme del borde del abismo al que Alejandro me había arrojado. El psiquiatra lo había llama

da. Justo cuando estaba a punto de sacudir una pastilla

Miren lo que

accionar, su pierna se disparó y pateó el frasco de mi mano. Se deslizó por el pulido piso de mármol, las pequeñas pastillas blancas esparciéndose como dientes

goteando falsa simp

de mí. Pero la ahogué. Daniel. Tenía que pensar en Da

en busca de alguna pastilla perdida. Vi

s dedos pudieran cerrarse sobre ella. La sostuvo entre s

cruel en sus ojos. -Realmente estás loca.

erada y tragó. -Sabe a gis. Sabes, le dije a Alejandro que era

s, Brenda -dije, mi v

-¿Para qué? ¿Para que puedas seguir fingiendo ser un ser humano funcio

oche que tu padre murió, Alejandro estaba conmigo. Me abrazó toda la noche, diciéndome lo valiente que era, que me pro

e su eje. El aire fue ex

o de Alejandro fue para mí. Le preocupaba que la noticia me alterara, que desencadenara mi 'delicada condición'. Pas

rfectamente apuntada, cada u

a y viciosa. -¿Por qué sigues aferrándote a él? ¡No te quiere! ¡Nadie te quiere! ¡Tu famil

vertí, mi contr

e vas a pegar? Anda. Hazlo. Dale otra razón para verte

a un susurro conspirador que cont

cer fue llorarle a Alejandro, mostrarle algunos correos electrónicos y estados de cuenta falsificados. Sabía que no podría resistirse

n la corte. Contra su propio cuñado. Contra su propia esp

do. El qui

ectando con su mejilla r

a no retrocedió. Ni siquiera pareció enojada

comenzó

en me ayude! ¡Está

ejandro estaba allí. Pasó corriendo a mi lado, sus ojos llenos de un pánico y una preocupación que no había visto dirigidos a mí e

¿Qué te hizo? -preguntó

trás, mi tacón enganchándose en la pata de una consola. Caí con fuerza, mi brazo golpeando el borde de mármol. Un dolor agudo y pun

do con la agonía en mi pecho

y un solo y devastador pensamiento atravesó el caos en mi m

esposo. Yo era su esposa. Yo era la que s

de pie. Mantuvo su brazo firmemente alrededor de ella, su cuerpo una ba

asa? -gruñó, su voz

lé con un dedo tembloroso a Brenda. -Ella... ella me d

mi rostro desesperado y surcado de lágrimas

nte. -¿Por qué haría eso? Sacrificó su reputación para me

como una maldición. Mi hermano

ecir entrecortadamente. -Alejandr

entes dos palabras destrozaron el últi

s del

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