img Amor destrozado, el reinado de un monstruo  /  Capítulo 5 | 31.25%
Instalar App
Historia

Capítulo 5

Palabras:1281    |    Actualizado en: Hoy, a las 11:21

vista de

la luz cegadora, luego el dolor sordo en mi cabeza, un latido persistente que resonaba con cada latido de mi corazón. Mis muñecas y

la boca seca, la garganta en carne viva. El distintivo olor a pino

e un denso bosque. Este no era nuestro penthouse. No er

igeras y despreocupadas, se filtraban a través de las delg

e cerca por Bárbara. Se veían despeinados, como si acabaran de despertar juntos. Bárbara llevaba una de las camisas grandes de

conocimiento, me recorrieron. No vio a El

eguntó a Bárbara,

rostro una máscara

las escaleras. -Sus palabras eran un eco escalofriante de los propios abusos pasados de Christ

de Bárbara. Había fingido un aborto y me había incriminado. La sangre de la noche anteri

llo peligroso en sus ojos. No me reconoció. Pensó que

de Christian-. Estaba furiosa por nuestro bebé, Chri

s, por su propia y retorcida obsesión con la "pureza". Había enviado a alguien a secuestrarme, a su espos

i boca estaba amordazada, un paño áspero metido profundamente, si

speración, interpretó s

ontraron con los míos, un destello de pura malicia, luego se volvió hacia Christian, su voz du

apretó l

-Se volvió hacia un corpulento guardia que estaba junto a la puerta-.

¿"El tratamiento habitua

or y miedo, vi a Bárbara darle a Christian un beso prolongado, luego se giró para verme ir, una son

y pesado con un calor opresivo. La mordaza todavía estaba en mi boca, atando mis

. Mis pulmones gritaban por aire fresco. Me retorcí salvajemente, pero las cuerdas se mantuvieron firmes. Podía sent

o ningún sonido escapaba de mis labios atad

ises. Mi cabeza palpitaba. Me estaba asfixiando. Pensé en nuestro bebé, en la vida robada, y

, con rostros impasibles, me arrastraron a un pasillo tenuemente iluminado. Mi cuerpo estab

enazante, con un grueso látigo de cuero en la man

eó, su voz como el hielo-. ¿Te atrev

que siguió, inimaginable. Rasgó mi piel, una marca de fuego en mi espalda.

ada latigazo iba acompañado de un tor

l? ¿Creíste que podías interponerte entre Bárbara y yo

n que no cometí, porque creyó sus mentiras, porque quería creerlas. Y en su mente reto

carne, cada golpe un brutal recordatorio de su traición, su ceguera, su monstruosa cru

elo de piedra. Se paró sobre mí, jadeando ligeramente, su rostro aún con

ostado, un ge

a. Déjenla

penas consciente. Escuché la

o, ¡estuviste inc

arecían, un único grito crudo atravesó la mordaza, un sonido de desesperación pura e inalt

vacilación fugaz. Pero luego la v

rdamos ni un momento m

era yo para

maltratada. Cada herida, cada traición, cada acto de violencia, t

scapar. Y luego, le haría pagar. No por venganza. Sino por justicia. Por el hijo q

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY