iela
re, para no perturbar el sueño de nadie. Mi lado de la cama seguía inmaculado, la almohada sin la marca de mi cabeza. Lleva
n este punto, el dolor era un viejo compañero. Bajé las escaleras, la casa aún sumida en el silencio. Preparé el desa
aron directamente al bufete de Elena Ríos, mi amiga y ahora mi abogada. E
n? Te ves... agotada,
escritorio. "Estoy bien, Elena.
"Escuché las noticias. Y vi las
ra de esperarse. El cont
tra unión fuera solo un contrato. "Me alegro de que este matr
"Vine para esto." Empujé los document
el contenido. "Gabriela, ¿estás segura de
solución era inquebrantable. "Sí. Yeray
ción y tristeza. "Pero, Gabriela, tú
s me quemaron la garganta. "Quiero que se procesen lo antes posib
determinación en mis ojos, asintió lenta
enos sobre mis hombros. "Gr
uídate, Gaby. Y no te olvides de ti. Prométem
," dije, mi
un cielo azul brillante. Me sentí ligera, como si pudiera volar. Per
que había preparado seguía intacto. Nadie lo h
ravesó, pero la ignoré. Lo
ubí las escaleras, lista para llamar a sus p
de la suite princip
abrió. Pero n
revuelto, sus ojos somnolientos, per
una de las cami
Sentí un frío glacial ex
su voz teñida de burla. "Leandro sigue dor
n mi garganta. I
a, ajustándose la bata. Sus ojos encontraron los míos, y
aces aquí?" pregu
fijaron en la marca roja
No era su culpa, ni la de ella. Era mi c
dije, mi voz sin emoción
licación. "Gabriela, yo... Estrella
nes que darme explicaciones, Leandro. Estoy
con fuerza. Ya no había vuelta atrás.
Yeray finalmente bajaron. Yeray,
jando el plato de chilaquiles que había preparado
"Yeray, Gabriela se esfor
mi amor. Seguro que mami Gabriela puede hacerte unos hot ca
vió hacia mí. "Sí, Gabriela. ¿No puedes
é chilaquiles, huevos y fruta. Si no le gusta, puede comer fruta."

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