iela
n, que había encontrado una extraña paz en el hospital, ahora sentía una punzada de c
egreso a la mansión de los Angulo. No quería volv
a! Gracias a Dios que ha vuelto. Pensamos que se había ido." Sus ojos, sin embargo, delataban el cansancio
llamadas. No era preocupación por mí, sino por el caos que mi ausencia ha
aún adolorida, mi corazón endurecido
ello revuelto. Tenía ojeras marcadas bajo los ojos. Cuando me vio
testabas el teléfono? ¡Estaba preocupado!"
a en el hospital, Leandro
ido. "Hospital... ¿Po
e que en ese momento, las palabras de Yeray, llamán
en la cabeza," dije, mi voz monóton
brazo, pero me apart
é que solo era un rasguño. Yeray
bios. "No tienes que disculparte, Lea
l lo notó. "¿Qué es eso? ¿Estás escribiendo algo?" Su voz era de curiosida
," respondí, m
supe que te inte
ro que no lo sabía. Nunca
que no sabes de
a vez, parecían verme de verd
mida mexicana, por favor. Hace días que no como bien." Su voz era de súplica, p
cina, Leandro. La despensa es
ueca de frustración. "Entonces
sala de estar, listos para salir. Estrella, con un vestid
al cine!" gritó Yeray, corriendo hacia
Yeray a ver su película favorita. Y luego, una noche d
, su mirada
Ve, Leandro. Yer
ezcla de frustración y derrota. "
dro, no me debes nada. Y
zo de Leandro. "¡Papi, vamos! ¡
a mí, llena de una súplica silenciosa. "Gabriela, ¿tal
la. No había lugar para mí en esa imag
bujó en mis labios. "Tal
fuerte de Lea
mi amor. Vamos." Me echó una última mira
, viendo cómo se alejaban. Mi cora
n la pared. Faltaba solo un
de los Angulo, libre de la men
e ti, L

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