del penthouse presionándome, un peso físico. Luego, con un suspiro pesado que parecía cargar con el lastre de ocho años, tomé mi b
era había tenido tiempo de iniciar sesión antes de que mi jefe, el Sr. Davies, un hombre amable pero perpetuam
rmal, enmascarada como una "reestructuración". Mi bono era una fracción de lo que debería haber sido, mi sueldo congelado, mi trayectoria ascendente estancada. Otra vez-. Lo siento muc
consolado, pasándose una
esto, ya sabes. Cuando finalmente me retire. E
ascado en el lodo. Metí la mano en mi bolso y saqué un sobre bl
amente, con los ojos muy
ablar en serio. Después de todos tus
años dándole todo a esta empresa, solo para ser sistemát
sabía. No sabía quién, pero sabía que algo andaba mal
n todo el sentido de la palabra, y entonces... entonces podremos hablar de un para siempre". Le creí. Creí cada palabra. Vertí mi alma en mi trabajo, luchando por cada ascenso, cada bono, cada rec
iempre muy por debajo de lo que me prometieron, muy por debajo de lo que recibían mis colegas,
avanzado como crees. O tal vez simplemente no eres lo suficientemente agresiva. Este es un entorno competitivo, cariño. Necesitas luchar por ello. -Incluso había in
a grieta verdadera en mi devoción hacia él. Anhelaba validación, reconocimiento por mi arduo trabajo y, más que nada, su fe inquebrantable en mí. Quería ser
ración reprimida, de morderme la lengua, de tragarme mis sueños. Mi visión se nubló, lágrimas calientes borrando los bordes del rostro preocu
dación cruda y vergonzosa de emoción. Me di la vuelta y huí de su oficina, apenas registrando su llamado sobresa

GOOGLE PLAY