de sus viajes, haciéndome sentir querida. Ganaba buen dinero, o eso daba a entender, y sin embargo yo, Karla Rosales, una escritora de novelas románticas que trabajaba desde casa,
llena de palabras y la compa
que los padres de Alfie habían fallecido y él, como hermano mayor, se estaba haciendo cargo. Yo había abrazado el papel, convirtiéndome en la cuidadora princi
ía insinuado todavía zumbaba en mi mente. Tarareé una pequeña melodía mientras caminaba hacia la c
cuando la puerta princ
mente sobre un hombro, la tiró junto a la puerta, dejando un r
r, buscando algo de comer. Suspiré, un cansancio familiar asentándose sobre mí. Al
cogí, frunciendo el ceño. Era una foto vieja, descolorida en los bordes. Arturo, viéndose más joven, con una mujer. Era hermosa,
amplia sonrisa. Eran los ojos de Alfie, la nariz de Alfie, la sonrisa de Alfie. El par
ó. ¿El "hermanito" de Arturo
siempre había dicho que los padres de Alfie habían muerto. Nunca men
Alfie desde su habitación, amortiguada pero clara.
ver? Te extraño. Karla me hace
cías. La ex de Arturo. La que nunca mencionaba. Dijo que ella había "regresado de Europ
su voz convertida en
gar videojuegos hasta que termine mi tar
mi energía, mi dinero. Lo había amado, a pesar de sus momentos difíciles. ¿Y le estaba diciendo a esta 'Mami Ángela' que yo era mala? ¿Y Arturo
a. La increíble y gigantesca mentira que se había
abía planeado con tanto cuidado, olvidada. El olor a ajo quemado llenó la cocina. Parpadeé, las lágrimas picando mis ojos.

GOOGLE PLAY