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e, trabajando temporalmente para el personal del catering. Me vio desde el otro lado de la sala, un depredador fijando su objetivo en su presa. Al final de la noche, ya había comprado el negocio en apuros de mi
sen
que habían visto demasiado y juzgado muy poco, me m
toque de sospecha en su voz-.
uién era yo. Todos lo sabían
mé, mi voz sorprendentemen
aron en una sonris
timillonario de la tecnología?
a de frente-. Pero su dinero viene con
espuesta fuera precis
io solicitado. Es discreto, bien pagado y requiere una cierta... disposición. -Hizo u
contra mis costillas. E
o -dije s
un formulario-. Firme es
nte, mi teléfono vibró. Alejandro. Su identificador de llamada
a gerente se
se preocupe, ¿verdad? -Su tono estaba car
a regañ
, Ale
arcos dijo que saliste del edificio y no te han vis
entí, mi voz vacilando ligeramente-
sferirte veinte mil pesos. No vuelvas
ensualidad era de diez mil, que él se había negado a darme. Ahora, después de hacer una exhibición pública de mi indigenc
vió la
. -Terminé la llamada abruptamente, mi dedo temblando al presionar «rechazar» en la notificación de l
aplaudió
Ven, vamos a prepararte
el leve aroma de una colonia cara impregnaban el aire. Las otras mujeres, igualmente deslumbrantes, llevaban máscaras que ocul
culto por una máscara grot
ll
de desapego se apoderó de mí. Yo era un recipiente, un lienzo en blanco.
me quemaba la garganta, adormeciendo los bordes de mi creciente vergüenza. Bebí hasta que la habitación giró, hasta
te y el cuerpo dolorido. Se me revolvió el estómago y apenas llegué al baño antes de vaciar vio
subida a la frente, me ofreció un pañuelo. Sus ojos, aunque cansados, tenían
la boca, m
ea. Una correa muy corta y muy apretada. -Se me escapó una risa
a rubia escult
ta millones en su exnovia mientras
, extrañas que entendían mi humillación much
z hueca-. Pero nunca fue para m
la que me había acostumbrado. La odia
. El aire era fresco, limpio, un marcado contraste con el mal sabo
la noche, s
mucho más de lo que había visto en mi vida, mucho más que la mísera
ban amoratados, mi cabello desordenado, pero una chispa de algo nuevo se encendió den
era embriagadora. Mientras el coche se alejaba, miré hacia atrás, a las impon

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