e Val
esviaron de la fría mirada de Alejandro al equipo médico, impasible con sus uniformes blancos, y luego a los g
e, aquí? ¿Delante de todos? -Mi voz era un su
a de Alejan
ar el apellido Arango, Valeria. Ahora. Quítatelos. ¿Y dónde exactame
. Eleonora, quizás, con sus susurros ponzoñosos. Debía haber esparcido rumores s
eiteré, mi voz adquiriendo un tono desesper
u paciencia visib
a sin contactarme. Así que, si no estabas con una amiga, ¿dónde estabas? ¿Y por qué te resistes tanto a un simple chequeo?
ser destrozada. Lentamente, con las manos temblando incontrolablemente, comencé a desabrochar mi blusa. Cada botón se sentía como un acto de autotraición, una concesión
enciosos espectadores. Cerré los ojos, una sola lágrima escapando, trazando un ca
maletín médico en la mano, la voz de Alej
lt
irada fija en mi forma temblorosa. Luego, para mi total asom
Fuera.
on rápidamente su equipo y se retiraron, dejándonos a Alejandro y a mí
y recogió mi blusa desechada. Se giró, t
ás suave ahora, casi cansada-. Y
a y me cubría rápidamente. Mi piel se sentía en carne viva, expuest
en llamas. «¿Oyeron? ¡Alejandro obligó a Valeria a someterse a una inspección física! ¡Delante de todo
do lejano, incapaces de alcanzar el núcleo de mi nueva determinación. Era una clara confir
de «Fondo de Escape», añadí una nu
las emociones arremolinándose en un caótico remolino. En mi duermevela, sentí un peso familiar a mi lado e
scapándose de mis labios como un
dedor se tensaron. E
andro era aguda, una sacudida repentina d
miraba fijamente, su rostro una máscara de f
azón saltando a mi garganta-.
gió, sacudiéndome-.
dro, por favor! -supliqué,
con pasión, sino con una fuerza desesperada y aplastante, como para reafirmar su propiedad, para borrar el nombre que se me había escapado de los labios. Sus dientes rozaron mi homb
torturado en mi oído, casi
, Valeria.

GOOGLE PLAY