o de nuevo, un zumbido insistente
ial, se abrieron de golpe para ver el nombr
3 de la
se detuvo e
gemido escapándose de él, y
suavemente la puerta de cristal,
mi cuerpo rígi
del cristal: "¿Qué pasó?", "¿Estás bie
me golpeó como
y par
ella.
silencio, como si yo est
c de la puerta del dormitorio, luego el son
se sintió de repen
opresiva, la sensación de aban
nte, traté de mant
ónicos de mi trabajo de edición fr
nior de Emilio, Marcos, llegó sin avi
ciendo ligeramente nervioso-. El señor
ndí, forzando una sonrisa-.
, y luego añad
bloqueo creativo de último minuto en su nuevo guion -me miró a los ojos, luego desvió la mirada rápidamente, un deste
ció fija, pero me
eo cr
la eme
, no un susto de salud
abandonado nuestra cama en
ud, tartamudeó una rápida despedida
, mis dedos tembloroso
en la barra de búsqueda, mi coraz
ales eran un d
a publicación, subida
parecía un estudio caótico, lleno d
luciendo exhausta y eufórica
s visible, un hombre. A
un bolígrafo en la mano, una mirada
Em
tó la res
ara su cumpleaños, una sutil mezcla de cachemira que
, usado p
llamas a tu cómplice. Gracias, E, por sumergirte en la loc
pli
intió como una
tarios era un torbe
Su sinergia es irreal!" "¡E
una fascinación morbo
tas, foros de f
os intensos años de la escuela de cine, la asociación
ión musical básica para ayudar a musica
había rebelado contra ellos, todo po
o de desafío, ese tipo de compr
laramen
o estaba apoy
través de ella, reviviendo el sue
estable que le permitía ma
pasión. Era s
ala de estar, una pieza de declaración en la que Emil
clas, luego presionaron, produciend
ntido, un reflejo de
ilio hace cinco años en la
antador
ovela a medio terminar, d
mi perspicacia. Me hiz
a, veía l
ía proyectado la suya en mí, una salida segur
e sentía com
una actuación? ¿Una ilusión
tecto exitoso o el artista apasionado que
ó, un familiar apretón en mi estómago que
ándome sobre el inodo
cas, un sabor a
Emilio no v
ianoche: "Cena con cliente se a
te. La mentira
en una estéril sala de espera de hospital,
ía sido amable
to, los extraños antojos,
n mi mano lo
embar
equeña y frágil cre
leada de náuseas, esta vez puramente
no podría
n castillo de naipes, listo pa
ra, u
ruzado de una guerra que ni siquiera
nubló. Esta
ía que era mi compañero

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