Instalar App
Historia

Capítulo 2

Palabras:1037    |    Actualizado en: Hoy, a las 15:06

onaban en la estéril sala d

ructura única, es casi un evento único para ti. Llevar este embarazo a término ejercerá una presi

ironía. Aquí estaba yo, luchando por una vida que apenas tenía dentro de mí, una vida por la que estaba dispuesta a sacrificarlo todo. Mientras tanto, Car

a ardía en mi mente, un fue

antes, un destello de algo ilegible en sus oj

-había dicho-, y conf

a torpe, olvidadiza, a menudo rompía cosas. Carlos s

lejandra. Tus están

atisbo de algo parecido a la piedad, incluso un destello de curiosidad, cada vez que Carmen hablaba de su "sufrimiento". Yo, la tonta ingenua, incluso había intentado ayudar a Carmen a encontrar un refugio, ofr

amarga escapando de mis labios-, mi intento de "salvarla" por medios éticos fracasó

en mi estómago, el teléfono de Carlos vibró. Un mensaje. Luego otro. Su rostro, iluminado por la pantalla, se suavizó.

, o la falta de ella. Siempre ha

una conexión profunda. Debemos mantener una dis

uel. Había usado su profesión, su experiencia, para crear un abismo entre nosot

creí. Ahora lo entendía. No se trataba de hormonas o bienestar. Se trataba de ella. Y e

Y con esa comprensión, una profunda sensación de abandono me i

. Las palabras se formaron en silencio, una declaración tranquila y resuelta. Había te

colonia habitual. Me miró a los ojos, luego apartó la vista rápidamente, pasándose una mano por el cuel

s? -pregunté, mi voz plan

stre

jo de tejido profundo. A veces los pa

pletamente

molestarme en oc

ró la g

das por un tiempo, Alejandra. Mi trabajo es increíbl

cusa. O

focante. Seguí con los movimientos de prepararme

ma de Carlos vibró. Eran las 2 de la mañana. S

teléfono, su voz car

ves de su auto y salió por la puerta

po de claridad se había apoderado de mí. Necesitaba ver. Lo seguí, mi auto detrás del suyo por las calles desiertas, las luces de

opa estaba rota, una mancha de sangre visible en su frente. Parecía frenético, su compostura habitual completa

su rostro grabado con un miedo y una preocupación genuinos. Él, el hombre que se desinfectaba meticulosamente las manos después de cada paciente, q

. Pero esta vez, fue una ruptura li

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY