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Historia

Capítulo 5 NATHANIEL

Palabras:4015    |    Actualizado en: 26/08/2021

s. La vi alejarse de entre la gente y la seguí. Subió las escaleras, por supuesto sin saber a donde iba porque no conocía esa casa. Pero yo sí. Justo me quedé atrá

exaltó por el susto y rápido abrí la puerta que estaba a mi lado entrando ahí metiendo a Val conmi

que… —empe

ldita noche —dije mirándola mientras esta daba un paso h

rostro haci

ía mal de ti, lo sabes —tomé su rostro entre mis manos haciendo que me mirara. Lo hizo—. No

ta —volvió a de

í un

ui —a

celos —dijo est

a ceja alzada y suspiré soltando un

oso, sí —adm

bió sus manos a las

Perla Negra —soltó y carcajee—. Incluso hiciste que

seguí y esta sonrió aún más. Me incliné a dejar un beso en la c

errumpió corrigi

sé la mandíbula—. Es decir, no lo culpo del todo —sonreí de lado dejando besos por su mand

erpo. Me hundí en su cuello aspirando el aroma que aún impregnab

ente deberían de pasar por mi cabeza —me separé mirándola mientras llevaba una de mis manos a su nuca por debajo de sus

us manos detrás de mi cabez

eso en mi barbilla—. Tú eres al único chico que quiero e

tan solo mirarla me hacía que el pecho me ardiera. Cada día a su lado me volvía un poco más loco a tal punto que en algún momento sentiría que explotaría. Pero no era ese tipo de locura a la que las personas teme

ero al mismo tiempo éramos iguales. Ella era la luz de mi lado oscuro, y yo era la luz de su oscuridad. Nos complementábam

ciones porque por supuesto que no lo era. Había otros chicos que podrían quererla y pretender

vocado respecto a mis ideas de no confiar en él, quizá todas eran ideas por mis estúpidos celos e inseguridad

de sus grandes sueños, porque si había algo que era Valet, es que era soñadora. Siempre soñaba sin parar, con los pies sobre la tierra, pero se atrevía a soñar y ser positiva cuando se ameritaba, y por eso también me

pagó, la música dejó de escucharse por un momento también callándose las voces de todos cantando abajo. Fruncí el ceño, a tientas bu

s a mí—. No es la primera vez que pasa. Lucas llena la casa de luces y de grande

fiesta aquí entonces? —

todo sabía que en su rostro

iesta —sonreí mientras mis ojos se acostumbraban a la oscuridad logra

—preguntó co

nr

me en tres cosas —dije acariciando el rostro de

preguntó cuando me

s —volví a besarla esta vez siendo más largo el beso, en el cual perc

to de hacer memoria—. Los tragos del juego me sab

endo a sentir el sabor en mi boca. Me sepa

riendo y noté como

e salir? —preguntó mi

la luz volviera. Era tanta gente que aún con la a

rostro en la curva de su cuello besando ahí—. O

ba su cabeza para darme más acceso a la piel en aquella zona que besaba. Sonreí sobre ahí, después deslicé la punta de mi lengua p

e sus piernas atrayéndola a mí por los muslos. Sus manos se colocaron en mi pecho y mi boca le besó la piel suave de

asaba con ella. Con un simple beso sie

onía. Sus manos tocaron la piel de mi pecho que apenas se veía por los botones desabrochados de mi camisa. Una de mis manos se presionó sobre su nuca para poder saborear más de sus labios haciéndome casi jadear por el delicio

rtándose de la mía y sonreí v

urrar antes de que volviera a

mano colocaba un poco más de presión sobre uno de su

mano ahí casi haciéndome soltar un jadeo sobre su boca. Volví a morder su labio inferior, después atrapándolo entre mis labios succionando de este escuchándola susp

ño y apenas audible gemido que fue suficiente para encenderme por completo. M

on dificultad de mi boca—. N

e podía negar, pero también estaba la probabilidad de no ser escuchados.

onriendo sobre su boca volviendo a acercarme, esta vez

de sus manos a mis mejill

rozar mi oreja—. Pero me gustaría que mis gemidos sigan siendo solamente para la

o a la oscuridad. Se escucharon gritos de festejo abajo y la música no tardó en sonar. Miré a Va

uré al alejarme mirándole la boca mientras sonreía—. No quiero

la par del lavamanos. Sonrió, me acarició la mandíbul

la barra a pedirme una Perla N

é rodeando

dije y la bajé

planeaba realmente poner alguna clase de cortinas, pero Valet me había amenazado diciéndome que no lo hiciera pues a ella l

que la sábana apenas le cubría parte de la espalda. Me encantaba despertar así a su lado. Después de la fiesta, cuando llegamos al apartame

os por su hombro y espalda, acariciando su suave piel. Lucía tan hermosa incluso así. Sus pestañas rizadas al natural, sus mejillas, sus labios ligeramente entreabier

comprar algo de comida para preparar el desayuno, y también lo que hubiese en la lista que Valet dejaba en el refrigerador, junto con los billetes que dejaba pero que claramente yo no tomaba, lo que la hacía molestar. Habíamos hablado sobre el tema de dinero tantas veces qu

n su sueño profundo, esta vez se había movido un poco sobre la girando su rostro hacia el otro lado, pero aún boca abajo. Me ace

lo único que me faltaba por tomar y meter en la canasta eran los tampones. Yo mismo me había encargado de que me explicara cuales usaba específicament

rte memoricé la marca y el color de envoltura. Al ver la envoltura morada tomé un paquete echándolo en la canasta. Antes de que volviera a l

ltaba

irándome fijamente. Pensé en que había sido coincidencia y que desviaría la mirada, pero no lo hizo. Me mantuvo la mirada fija, sin quiera vacilar

nos que hicieses este tipo de compras por tu novia, el cual era mi caso. Decidí no darle importancia girándome hacia el otro lado para caminar

lo ha

aje azul marino. No era tan mayor. Tez blanca, qui

ra a que su mirada se desv

r. Sus labios que habían permanecido en una simple línea recta se curvearon hacia u

stante

nrisa y con una mano me encargué de tomar las cuatro bolsas. Salí de la tienda, fui directo al estacionamiento que era subterráneo y con las llaves en mi mano, opr

a lo que en automático sonreí al leer su ‘’¿Dónde estás?’’. Desbloquee la panta

ó la vista volviend

ndo mis manos a mi cabeza para pod

endo como mi cuerpo chocaba contra el auto. Mis manos fueron de inmediato a mi rostro apartando lo que sea que me habían

nte a mí, vestidos de ne

do aún adolorido por aq

ro entonces uno se adelantó viendo c

ron amenazantes, uno fue bastante rápido volviendo a darme un puño en una de mis costillas haciéndome gruñir. Otro aprovechó eso como ventaja para empujarme la rodilla haciéndo

er

garganta sabiendo que aquel era un punto débil. Tosió descontroladamente y esa fue mi señal para ir por el otro notando como este estaba preparado para darme unos golpes. Comenzó a aventar sus puños hacia mí, alcé mis brazos e

is puños sintiendo como chocaban contra algo fuerte, esta vez no siendo yo el que gruñó. Volví a dar contra la garganta del hombre, pero entonces otro hombre vino en su ayuda comenza

l suelo pateándome hasta sacarme el aire. Sabía lo que tenía que hacer en ese momento si me quería proteger. T

adrones. Pero, ¿por qué n

tadas cesaron—. Creo que ya le ha quedado claro, y el

ura de mi labio. Alcé la vista hacia el lugar donde la voz provenía. Justo ahí, del otro lado del lugar, estaba el mismo homb

¿Qué mierda estaba pasando? ¿A qué cara

ir —se acercó a mí con una sonrisa mientras me miraba después de dar una calada al cig

olpe en el abdomen me hizo gruñir alto volviendo a sentir m

urlona, me guiñó un ojo y después se incorporó tirando el cigarrillo al suelo a centímetros de mi r

mbres quienes ya se habían quitado los caza montañas, pero no pud

sobre uno de mis costados, justo debajo de la costilla. Mi mano alcanzó a tomarse de la parte trasera de mi auto y vi mi celu

definitivamente no había sido un asalto. Había sido una advertencia. Fue entonces

le

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