img La Receta de Tu Voz  /  Capítulo 6 006. Mi Habitación | 17.14%
Instalar App
Historia

Capítulo 6 006. Mi Habitación

Palabras:1892    |    Actualizado en: 05/01/2022

da segundo que paso debajo del agua sin

ue encon

anto frío que soy capaz de llorar con lágrimas de hielo en las profundidades del pantano. No me importa. Realmente, nada lo hace. Sólo me

a pi

e no me permitirá volver a ser el hombre que soy. A pe

cuerpo sin señales vitales. Sin movimientos, ni burbujas. La peor parte es ver los azulados ojos abiertos al má

e par

que podía salvar a alguien cua

o y el cuerpo empapado de sudor, respirando con pesadez

uve a su lado hasta que se durmió, luego vine a dormir a mi cama aunque apenas he podido descansar un par de

la segunda lla

—saluda papá con un f

o —No me digas que ha pasado algo, he cerrado e

erado de l

sentándome, observando lo que me

ión será complicada, pero conozco a mi hijo y sabrá sobrellevarla. Sin embargo, si me necesita

uertas del armario entreabiertas cuando siempre las mantengo cer

puertas, una manía adquirida desde pequeño porque a mis he

que le daban miedo los m

e niño as

la actualidad. Si las puertas estaban abiertas es por un único m

sin mi perm

gos. La busco por cada una de las habitaciones de la primera planta sin resultados, así que deci

grafito, de piernas cruzadas por la zona de los tobillos. Del cabello húmedo por una reciente ducha, descienden gotas que mojan mi camiseta de Groot. Es l

ibido, fantaseo con marcar con los dientes ambos muslos. Sigo subiendo por el principio de la camiseta que me priva de perderme por el monte

en ocultos. Aunque en esta ocasión están más hinchados, todo por culpa de los brazos cruzados debajo de estos, sosteniendo en una mano sin la taza humeante de Star-L

i camiseta

a de mi paquete marcante, dando un sorbo a

stá pe

do la movilidad y da otro sorbo

una bofetada en la cara con la mano abierta. Me toco la mejilla sin dar cr

a, y lo que estoy haciendo al dejarla quedarse. No estoy pidiendo

n, moviendo el dedo índice, de arriba a ab

do, con un toque de arrogancia —Bueno, pequeña. Soy consciente del efecto que causo al género opuesto y sabía que podríamos tener es

o su espalda arqueada en el borde de la isla, respirando en su cuello la esencia que

eres mi tipo de

anquea l

regunto s

ncones de la existencia. Estoy por retroceder y olvidar el encontronazo cuando me atrapa de la mano, tirando para que l

detiene cuando llega a la

do ignorado, tengo que

aciendo volar la ropa, convirtiendo

ar

desde el principio quería que me vistiera, aunque no pienso disculparme por haber entendido lo incorrect

manos y se voltea dándome la espalda en un gesto

equeña y pr

—Recoger ropa y lo que necesites, no puedes ir quitándome las cosas —espero una respuesta mientras me pongo la

las manos de su cara para encontrar su

y… —m

, permitiendo que suba en el re

me tienes que acompaña

epiento al segundo. El celeste masacrado de sus iris me quitan las ganas de vivir. Me quema y me reduce a cenizas, aunque n

me disculpo

rse, permaneciendo tranquila escuchand

y luego a ella —¿Tú y yo? —asiente —¿Quieres ir conmigo? —vuelve a asentir

yuno nutritivo para que tenga fuerzas para ir a su casa. Se lo sirvo y continuo cocinando la comida

dando un primer trago al café americano —Ni bollería industrial, ni comida preparad

las mejillas y me veo en la obligación de retener l

pasa a

troceada del bowl y empieza a componer una pa

COL

rada de cachorro abandonado mientras señala la fastidiosa palabra —Solo dejaré entrar chocolate negro —me da una suave p

pala

igr

, después de que yo haya sido el que ha cocinado. En pocas

trada, siendo acosado por el pequeño demonio —¿Estarás bien? —asiente y la despeino, disfrutando de su suave tacto —Regresaré a las cinco. Entret

entir y tendré que lidiar con las consecuencias de dejarla sol

**

am: Mik

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY