Ayla no dijo nada más al ver que Toby insistía. Ella temía que si insistía, él sospecharía algo. Pero, ¿cuánto tiempo más podría ocultárselo?
Luego de salir del café, Toby la llevó nuevamente al colegio. "Lala, esta noche vamos a cenar juntos, ¿está bien?", dijo Toby cuando se encontraban en la puerta del colegio. Parecía renuente a irse.
Ayla lo miró, y le respondió: "Toby, tengo que trabajar medio turno esta noche. Podemos dejarlo para otra ocasión, ¿te parece?".
Toby lo analizó un momento. Al darse cuenta de que no era conveniente para ella salir esa noche, no la atosigó más, y agregó: "¡Está bien! Este es mi nuevo número telefónico. Me puedes llamar si tienes tiempo, ¿de acuerdo?".
"Bueno, está bien", afirmó Ayla, tomando la tarjeta de presentación y observando el título en el cual decía: director ejecutivo, y vicepresidente de Grupo Smith.
Tan pronto como la chica terminó sus clases, regresó a la villa. Toda esta se encontraba vacía y su esposo no había regresado aún. Debido a esto, se sintió aliviada, o por lo menos por ese momento.
Ayudó a Maria a preparar la cena, y esperó a que Brian regresara para darle una explicación.
"¡Señorita Woodsen, por favor cene usted primero! Ya que el señor Clark no ha llamado nuevamente, tal vez no vuelva esta noche", expresó Maria con preocupación, al ver que la chica no comía ni bebía nada por estar esperando que el señor Clark volviera. Ya casi era medianoche.
Ayla negó con la cabeza respondiendo: "No importa, va a regresar".
Ella sabía que si su esposo volvía, no sería algo bueno. Sin embargo, pensaba que él regresaría tarde o temprano y debería enfrentar lo que tenía que enfrentar. Ese día ella se había topado con Brian, y era algo difícil de explicar.
Finalmente, el auto de su esposo entró en la villa a la una de la madrugada.
Al escuchar el ruido, Ayla tembló de miedo.
Tan pronto como Brian entró, la chica sintió que un escalofrío recorría todo su cuerpo. En ese momento era otoño, pero sintió más frío que nunca como si estuviera en invierno.
"Está de vuelta", dijo Ayla se acercándose a él. ¿Existía alguna posibilidad de que ella pudiera negociar con él?
El hombre la miró con frialdad. ¿Esta mujer pretendía disculparse con él y halagarlo?
"Bueno, ¿ya comió? Es que yo preparé la cena". Ayla se armó de muchísimo valor para poder decirle eso.
Brian pasó directamente al comedor y observó la sopa junto a los cuatro platos en la mesa. De hecho, estos lucían bastante exquisitos. Aunque la comida estuviera fría, de igual forma los platillos harían que la gente tuviera un buen apetito. Sin embargo, esto no sobornó al hombre.
Ella lo había engañado, ya que se había encontrado con un hombre fuera de la casa. ¿Entonces cómo podía perdonarla así como así solo porque ella le había preparado unos platos?
¿Acaso Arlene lo estaba subestimando, o pensaba que él era generoso? A lo mejor la había dejado demasiada tranquila estos días para que creyera que podía hacer lo que quisiera.
"Arlene, ¿cómo te atreves? ¿Cómo puedes usar esto para compensar tu pecado? ¿Te parece que soy tan fácil de tratar? ¿Se te olvidó que estás casada conmigo? ¡Está bien! Entonces déjame recordártelo". Moviendo su gran mano, Brian, nuevamente, arrojó los platos que estaban sobre la mesa al suelo. Los platos de porcelana se rompieron en pedazos al caer en el piso.
Ayla estaba a punto de inclinarse a limpiar, pero al instante, él la apartó y la presionó sobre la mesa.
"Qué... ¿Qué piensa hacer?", exclamó ella, temblando y con la espalda apoyada en la fría mesa.
"¿Qué pienso hacer? ¿Qué crees tú que voy a hacer?", contestó Brian mirando a su esposa con frialdad.
El hombre se sentía malhumorado al pensar en lo que había hecho esta mujer en el restaurante esa tarde, y con ese hombre. Realmente esa chica era una tentadora. No era de extrañar que tantos hombres estuvieran dispuestos a acosarla, pero él solo quería humillarla en todos los sentidos.
"Arlene, tú puedes hablar y reír con otros hombres. Entonces, no deberías negarte a mí, que soy tu verdadero esposo, ¿cierto?", expresó Brian, mostrando odio y frialdad en sus palabras.
"No, realmente no hice nada malo; usted está malinterpretando todo. Él y yo somos simplemente...". Ayla estaba fuertemente agarrada por él, y no podía moverse. Su explicación iba acompañada por dos líneas de lágrimas, sin embargo, eso no haría que Brian sintiera algo de lastima por ella.
'¿Por qué me duele aún?', pensó Ayla, sujetando con fuerza el borde de la mesa. Tenía miedo, pero este hombre siempre la humillaba de esta manera, ¿no?
Ella no sabía cuánto tiempo había durado su dolor; solo sabía que se había desmayado a causa de este.
Al despertar, ella era la única que estaba en este frío comedor.
Soportando el dolor, Ayla se sentó y recogió el vestido del suelo para cubrir su cuerpo. Luego, regresó a su habitación y entró al baño.
¿Ya había terminado la negociación con él ese día?
Ella se miró en el espejo de arriba a abajo, y se dio cuenta de que su esposo le había dejado moretones en todo el cuerpo.
Le dolía, sentía dolor en todas partes, incluso cuando estaba de pie. Se puso en cuclillas debajo de la ducha, y allí lavó todo su cuerpo con agua caliente, frotándose cada parte con fuerza. Quería limpiar todos los rastros, incluyendo el aliento que le había dejado el hombre en su cuerpo.
El acto de Brian era el último dolor al que Ayla quería soportar y, quizás, era la sombra que ella no podría borrar en toda su vida.
"Toby, ¿qué se supone que debo hacer? ¿Qué es lo que tengo que hacer? Las lágrimas seguían cayendo de los ojos de Ayla.