cuentro de minutos atrás con Nando. Suspiró recordando lo apuesto que se veía, entonces var

ela

a gran sonrisa en los labios, antes de aproximarse a la c

xperiencia al no caerse d

jeció, de inmediato se inc

bes eso?

sonora carcajada a

pondió— pero debes saber que le jugué

eza de un lado a otr

una cosa contigo: Nando es solo un amig

ó a su hermana, se

novio? —cuestionó dubitativa—. Pensé

s? —inquirió—, apenas va

ta no tengo un pelo —aseguró—, además es muy extraño que Nando, te

egañó Isabela—. Nando y yo solam

jó caer su espald

de él nunca me aburra, que siempre me haga reír —suspiró—. No imagino mis días junto a un amargado. —Negó c

orque pobrecito el que se atreva a

risotada al

encionó—. Soy adorable —carcajeó—; pero no estamos habl

uchando con atención todo lo qu

acer la mía, es lo justo —comentó c

orporó y miró a

de Enzo, solo por darle

soy así, son cosas que no entend

s hombros, dio un br

s a Nando. —Carcajeó—. El muy idiota me v

ó sus ojos d

pensan

de que mi papá, no te regañe a ti...—Sonrió, girando para retirarse—, debe estar muy enamorado para s

ó, volvió a recostarse, su mirada se enfocó en el techo, tratando de pensar con claridad, pero todo lo referente a Nando, le

*

joven. Inhaló profundo, mientras se acercaba a la ventana de su habitación y tomaba aire, entonces rememoró la amenaza de María Paz, supo que tenía algo importante qué hacer. Sin perdida de

o, contenerse, entonces se inclinó ante ella y deslizó sus dedos hacia la espesa y oscura cabellera de la joven, luego delineó con ternura el rostro an

sa

ar una sombra a su lado, se levantó de

Au

on sus manos la

tes, soy yo

del agarre de él, encendió l

susto —confesó la jov

ntención asustarte. —Se

jos, frunció el ceño, entonces

de nuevo irrumpieras en mi habitación

descubrió —com

hombros, hizo un moh

o te pedí que ingresaras de esta manera. ¿No

a advertirte: tu hermana me pidió que le consiguier

mano a la boca fin

o dirá a mis papás —expresó, mientr

ía demasiado bien, entonces supo que tanto ella

e entere de que recibes en las noches mis visi

tir su cercanía, su corazón

capaz?

ét

tás

a un lado, tengo mucho sueño —expus

o de pie, su gesto apacib

s correcto, haz el favor de irte de mi habi

lescentes lo hacía

yo tengo novio, y...—la mirada I