nar interesante. El trabajo en la hacienda
s en su silla. Luego
ara molestarte —escribió hábilment
e su arranque, así no lo
rdó
te levantas. Aunque v
imiento. Me levanto a las cinco de la mañana todo
é te
o... —escribió y se a
fract
accidente... por lo
tás en
i desgr
na chic
uc
do quedarme qui
dad? No lo digo sólo por
profesión sin que se
amiga Carolina...
en es
i cap
tu hacienda? —inq
orgullosa—.
un trabajo entr
sabe manej
que tú m
a tiene vein
—exclamó asombra
y nada
ara realizar un tra
ó los labios.
de sus defectos, por éso
xplica su pasión por ese trabajo
s mujeres, es solo que hace tiempo
inm
oces! —repl
e es gay solo por una decepc
lla lo
bres la han
. sól
inma
. Con dificultad llegó hasta allí con el mouse. Dió c
o su amiga! —replicó Ian, indignado,
te dejó
des c
nos era
l prisa que me distraía y cuando
debist
chica, a la que por cierto no despedí
ca la suya p
abía manejar l
e se
agui, tan
ignorante —
con la que m
íamos hecho click
agrediste a
iró en ella para crea
aje? —dijo bu
ncantan los fe
le f
to. No volv
atito persiguiendo una luc
por aceptar
o cuando entró al me
Ian Armstrong? —comenzó a revisar la convers
tono. No tuvo que seguir leyendo para saber que terminó
cubrió que se trataba del mismo homb
e invitaba a las mujeres a tratar
o al hombre—. No está nada m
falsa identidad? Obvio era que lo admirab
como ella. Su querida Carolina era completamente fuera de lo común
ediodía siguiente. Sonrió con ternur
a sacando una pierna de pollo con l
oso —respondió t
o Hortensia sentándose con ellas—. Para ésta señorita, da lo mism
pasó el
? Y toda nos q
s a la hora de comer —la reprendió sin éx
sia tie
na las
ampo, no quiere decir
vo tien
io con descuido. Un eructo salió de su boc
s haces! —señal
e lo aguantara. Además, t
n los trabajadores y entre
s que no me h
ue vinieran —r
or
seguro querrás salir corriendo
de perro que tienes te va a
s he visto... —m
Magui—. Estoy de acuerdo con Hortensia.
s... —musitó
antó un brazo y se olió—. Ni
peor que tú! —ex
olina iba a replicar, mas l
no lo decimos
s siendo así, ¿ustedes
ras niña
abandonó con mi viejo y jamás vo
ausencia de su madre. Era evi
ario —dijo Hortensia ca
to cara de
stro hace como mil años
platicas co
ndo, ignorándolas, o
¿de qué habla con una burra c
do de su cuchara, mole
e qué hablas con ese
chara. Las miró satisfecha. Se reca