ítu
dolor de bolas justo en ese momento, pero él tenía la culpa porque disfrutaba cuando me enojaba. No pude evitarlo, me miraba con los ojos ardiendo, re
de mandar todo al carajo y sentarme en
ecordar que Samuel tenía pareja y era el hombre más antipático que conocía. Lo hice sin pensar, ahora esperaba que no l
y miré mi reloj de la pared. Eran casi las once de la mañana, se me había ido el
lor juntas y ordené todo por tamaños, me gustaba que mi cocina estuviera ordenada y pudiera e
e basura, hice una nota mental para sacarla más tarde, pues no sabía siquiera s
y un armario. Me alegraba de haber llevado mis cojines con estampados coloridos, porque si algo detestaba, además de
odas las cosas que se me había ocurrido llevar. Me asomé en el clóset, en uno de
dejar mis cabellos en la coladera, pues no
roídos y una blusa de tirantes negra con estampado de Guns N' Roses holgada. Se me resbalaba del ho
pronto a merodear por ahí. Al día siguiente debía presentarme en el colegio de gastron
buenas proporciones con aspecto de princesa refinada y vocabulario de mierda. Nuestros amigos bromeaban conta
hora, perra? -dijo al contestar-. ¿Cóm
é el teléfono entre mi hombro y mi oreja, saqué un paquet
a en el culo la mayor parte del tiempo y está caliente -dije mientras hacía mi ca
i inspiración, había inventado un montón de postres con solo esos elemen
primera vez de
buena cogida, tal vez
uva, explotó por mis dientes y llenó mi boca con su dulc
uviera programado para pensar lo peor de mí. -Mordí otra
eres una sa
ión a la ching... -De verdad quería mandarlo muy lejos,
edo ir
estruendosas se escuchaban desde el otro lado de la línea, quise golpearle la nuca a
los puños y, sin musitar palabra, se dirigió a la base del teléfono
ido a hacer ejercicio. Llevaba una playera sin mangas de color gris que estaba oscura en ciertas zonas debido al sudor, calzaba zapatillas para corr
fundo para
ambién están prohibidas, y
le pasaba? Se giró y dando zancadas camin
jiste, no necesito niñero, sabes
úsculos de su es
niña -dijo antes de cer
entré al diminuto baño. Él escuchó el ruid
becca? ¡Estoy des
a de la puertilla, no me quitó la mirada de encima, co
de que era mentira, habría pagado por ver a ese semental en cuer
mis piernas, hasta contactar con las mías; mi piel se erizó al ima
te o algo? Lo siento, pero no me v
eso antes, ¿o sí? Entrecerré los párpad
más los que piensan y
e con el ceño fruncido,
igues aquí? -pregunt
mo yo. -Inhalé aire-. Si dejaras de ser tan insoportable, te habría dicho que planeo buscar un empleo para encontrar mi propio sitio y liberarte del suplicio que es vivir con una mujer que fue darketa en la adolescencia. Puedo soportar to
Muy madu
y respirar para calmarme o terminaría arrancándole la cabeza; eso o met
n huracán, era algo así como un alacrán. No podía creer que había salido de la d