img Cayendo por Rebecca  /  Capítulo 3 3 | 6.25%
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Historia

Capítulo 3 3

Palabras:1116    |    Actualizado en: 02/02/2023

ítu

como una bomba a punto de estallar, estaba sacando lo peor de mí y no llevábamos juntos ni una hora. Definitivamente, ya no era la niña que conocí, era una

ella? Alejándome, esa e

rtamental, iba a poner las cartas sobre la mes

sacar su equipaje, por algún motivo sentía que debía disculparme, así que decidí que subir sus

emos que tus finas

que se estaba divirtiendo. Apreté los puños hasta que creí que iban

lpeó la pierna. La colocó en el piso ocultando

uererlo, nuestras piernas rozaron y el costado de su cadera se recargó en mi

como azúcar quemado a fuego lento, se me hizo agu

uenta de que estaba fant

emás, intentando, ahora, no t

vador con pasos apretados. Escuché su resoplido y cómo empezó a arrastrar l

ludo, era un buen guardia de seguridad, el mejor que habíamos teni

rastraba la maletilla, ¿qu

uviera extremadamente pendiente de sus movimientos. El flequillo le cayó

me dirigí a mi puerta y saqué las llaves, las cuales tintinearon, había un tapete que decía welcome en la entrada y una planta artificial que Jess había comprado, pues decí

idea? Era un bocado apetitoso, joven y tentador... Y yo estaba siendo un pervertido, había deseado a muchas, pero nunca a alguien que me hiciera enfadar con tan solo la idea de tenerla cerca; podía soportarl

ostro, inspeccionó con la mirada alrededor, por un instante me arrepentí de no haber limpiado e

tas. —Se giró para enfrentarme con la ceja al

e gustaba, pero no dije nada; en cambio,

n qué estaba pensando—. Aquí no entra ningún tipo de droga, tabaco ni alcohol; mucho menos puedes entrar drogada o borracha. Ni se te ocurra traer ligues al departamento, no voy a aceptar gente desconocida en este t

currió todo lo contrario, soltó una risa estruendosa, sus carcajadas despreocupada

ados, su risa era hermosa, y se

irándome con los ojos brillantes y las mejillas e

cia la frente e hizo el

con el dedo índice una pu

én había un cuartito donde tenía la lavadora y la secadora; casi todas las habitaciones se conect

estela de su olor. Respiré profundo cuando estuvo fuera de mi

mbral del cuarto, se notaba incómoda por cómo se retorcía—. Gr

ya estaba causándome muchos y

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