ítu
metido en el departamento. Escuché ruidos y me asusté, me precipité en la sala, pero no había nada. Con lentitud ll
r qué se levantaba antes de las di
laba a Rebecca sumergida en mi alacena. Había una pila de latas de produc
marillas. Estancado, vislumbré sus pantorrillas duras que se contraían cuando se estiraba, y los mejores muslos
anchoas que venció hace tres, ni siquiera sé qué demonios comes, pues no hay nada que pueda ingerirse sin
ba a surtirme de comida al supermercado. Se acababa el cereal, iba por cereal; se acababan el pan y la mayonesa, iba por eso. Salía a comer con Jess a restaurantes,
comedor, mi vista cayó en una bolsa plásti
di una mirada, la bolsilla estaba ll
estaba curvada y hacía que su trasero sobresaliera más, ella era tremenda
a? -emitió con una
ariz y volvió a sumergirse en la alacena, me estaba divirti
a compr
traje en
a? -cuestioné totalmente perdi
ente por su cuerpo hasta que llegué a su rostro, su cabello era un matorral café frondoso y salvaje. Me recargué en el respaldo, ella llegó a la mes
uillo depositando la bolsa en la encimera. Enmudecido, contemplé cómo acomodaba las cosas-. Como tú pusiste tus reglas, yo voy a poner las mías. Toda la comida
ría estiré las piernas y le di una m
e plástico que supuse era algún condim
encogí los hombros-. Tengo ingredientes
ía mucho de e
para recomponer el rum
puedo tomar l
con enojo, lancé una risotada cuando conte
or algo, pero me di cuenta de que caminaba en m
asta que su cara estuvo a la altura de la mía, sus brazos se estiraron y sus
volvieron aburridas, monótonas. En el sexo con Jess, aunque al principio fue explo
mar todo de mí, sé que lo hab
e estábamos tan cerca, su nariz casi tocaba la m
risto! Sentí que mis músculos se endurecían, me iba a empalmar, realmente me pondría más
ncima de mí no existió
o casi me corrí al mirar los movimientos de sus labtocaron, solo tenía que moverme un poco más para besarla, solo un poco más. Oh, cuánto quería hacerlo, quería saber si er
, pero a esas alturas ya no me
ciopelada hizo que me atragantara, ¿me estaba seduciendo?
e me agitó peligrosamente y mi miembro saltó cuando ella
ocer su sonrisa burlona cuando se hizo hacia atrá
laman cuchillos
no había hecho eso, me había puesto duro y ahora se estaba
una
aron todavía más para mi sorpresa, lejos de aborrecer su actitud, me vi arrollado por una marea de deseo que logró perturbarme. Entrecerré los
r la furia y con una maldi