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Matrimonio concertado con el CEO. Libro 1.

Matrimonio concertado con el CEO. Libro 1.

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¿Cómo puede salvar una vida, cambiar tanto la tuya? Esta es la pregunta que se hacen Arianna, Miriam y Elena, que, por ayudar a un anciano en peligro, se han visto abocadas, mediante amenazas, a tres matrimonios concertados. Claro que el anciano es Kevin Powell Senior, y sus prometidos, son los nietos de este último, los más altos ejecutivos de Powell S.L. Holding, y también como no, los hombres más sexys que hay sobre la Tierra. La condición para que las acciones de la Multinacional Powell se quede en la familia, se basa en que, tras casarse con una de las tres, en menos de un año, tienen que darle nietos... y otra condición es que el matrimonio es de por vida, si hay divorcio nuestras protagonistas se quedarían con la empresa. Los seis se sienten atrapados, con las condiciones abusivas del presidente Powell, por diversas condiciones. Pero, sobre todo, por la atracción sexual que existen entre los miembros de cada pareja. ¿Podrán superar las dificultades, y entregarse al deseo el amor, para estas parejas, o están despidas al fracaso?

Capítulo 1 Un anciano muy interesante. 1.

Arianna

Caminaba por el salón de eventos, con mi bandeja sobre una mano, sosteniendo las copas de champan mientras las ofrecía a los invitados, sonreía pensando, que al menos esta vez Elena nos había dado un uniforme adecuado, con unos zapatos cómodos, no como el evento anterior que habíamos hecho trabajo de azafatas, esa minifalda pantalón, y ese top ajustado que revelaba más que cubría, daba la sensación que lo que ofertábamos era nuestro cuerpo en vez de los servicios del gimnasio, y como colofón nos había subido a unos tacones, que eran armas de tortura para mujeres, en especial a alguien tan alto como yo, y tan poco experta en usar esos objetos castigadores de mujeres.

Mire a Mirian, sonriendo a los invitados mientras ofrecía canapés en esas bandejas tan relucientes. Todo iba viento en popa, Elena estaría contenta por conseguir este evento de presentación, para inversores. Cristian corps, contrato a mi Amiga, porque yo se los recomendé. Es una pequeña empresa de informática. Hoy presentaban la última innovación que había creado en ese campo, y había muchos inversores interesados, tanto españoles como extranjeros. Había cubierto vacaciones, en esa empresa en ocasiones, para el presidente y algunos de los creadores, como secretaria-niñera. Y no me estoy equivocando, lo hacía más como niñera que como lo primero. La causa, es que era un grupo de veinteañeros adolescentes, amigos de los videojuegos, con unas mentes brillantes, y pocos conocimientos sobre los negocios y las inversiones.

Elena me hizo una señal par que me acercara.

-” ¿Qué ocurre Eli?”- le pregunte cuando llegue a su lado.

-” Hay vasos y copas, sobre las mesas de la terraza de la segunda planta, y no he podido mandar a nadie a recogerlos, se suponía que esa zona estaba cerrada, pero algún inútil, la habilito para que salieran a fumar algunos inversores, ya está cerrada, pero hay que recogerlo todo. La gerencia del hotel se ha quejado, por su uso. Llévate si quieres el carrito grande y lo haces todo de una vez.”- me dijo Elena, mientras dirigía a los camareros desde la zona de dispensación de bebidas.

-” Sin problemas, jefa, voy ahora mismo”- le dije haciendo un gesto de saludo militar y cuadrándome delante de mi amiga.

Ella sonrió, y continuo con su trabajo. Elena, Miriam y yo estudiamos las tres en la misma universidad, yo estudié enfermería, pero tuve que dejarlo el último año cuando me faltaban tres asignaturas, porque tras la muerte de mis padres, tuve que cuidar a mis hermanos. Miriam estaba estudiando un curso de secretariado, tras abandonar el segundo año de empresariales, ya que no le gustaba esa carrera. Me animo a realizarlo con ella, así que trabaja por el día en lo que podía, y por la noche me sacaba un curso de secretariado. Elena por su parte termino la carrera de sociología, pero como no obtuvo trabajo de la carrera que estudio, con ayuda de su padre creo, Helen In, una empresa de eventos y actividades sociales para medianas y pequeñas empresas. Seguíamos siendo amigas, y nos apoyábamos unas a otras en todo momento.

Llegué a la zona de la terraza, vi que sobre las mesas había diferentes vasos y copas, la zona no estaba muy bien iluminada, ya que observé varias zonas con luz y otras con sombras. Me imaginé que tendría que mirar también por los muros y recovecos de la terraza, para ver si se habían quedado más vasos o copas. Encendí la linterna de mi móvil, para utilizarla. Recogí rápido las mesas y me dirigí a supervisar los alrededores en busca de vasos que se hubieran quedado por las diferentes superficies de la terraza. Me estaba acercando a un lateral de la terraza que se encontraba en la oscuridad, cuando oí un lamento, como un gemido.

Busqué por esa zona cuando descubrí un señor mayor, como de unos 70 a 80 años, sentado en el suelo mientras se agarraba el pecho, no lo dude dos veces y me acerque a ver como se encontraba.

-” ¡Hola, hola! ¿se encuentra bien?”- le palpe la cara para ver sin reaccionaba, le tome el pulso y lo note muy acelerado, estaba a punto de sufrir un infarto, no hablaba y sus labios comenzaban a aponerse azulados, lo que quería decir que no les llegaba bien el oxígeno a los pulmones, y esto le estaba provocando el infarto, por el exceso del corazón para llevar el escaso oxígeno que tenía al cerebro.

Llamé enseguida al 112, y a mis amigas para que me ayudaran a realizarle una exploración mayor, les pedí el botiquín de primeros auxilios.

-” Escúcheme, lo voy a arrastrar hasta la luz para poder ayudarle mejor, confié en mi estudie enfermería, no lo termine, pero se lo que tengo que hacer, necesito que se mantenga consciente, pero no hable para que no gaste el oxígeno que le queda.”-

Recordé como nos enseñaron a arrastrar cuerpos en casos de emergencias, para una catástrofe u otro tipo de emergencias que requiriera de movilizar al paciente, así que me coloqué por detrás del paciente en la cabeza, y cogiéndolo por las axilas, tiré de él haciendo palanca con mi cuerpo. Pesaba como mil demonios, pero en estos casos la adrenalina te ayuda. Lo había colocado ya en una zona iluminada cuando llegaron

Elena y Miriam, y otro personal del hotel, me dieron el maletín donde yo llevaba todo, cogí el estetoscopio, y escuche la respiración, tenía un neumotórax, provocado por algo, un golpe y había liquido en el pulmón, sin pensarlo, prepare una aguja para neumotórax para pinchar el pulmón y evitar su colapso.

-” Le va a doler, pero tengo que liberarle el pulmón, le dije”- le dije a mis amigas que lo sujetaran para que no se moviera, y busque el espacio intercostal, para evitar pinchar una costilla, y sin más le clave la aguja, en un principio, gimió de dolor, pero poco apoco recupero la respiración.

-” ¡Gracias!”- le oí susurrar con un acento inglés o americano, le sonreí, y le contesté también en inglés.

-” Gracias a usted, abuelo, por dejarme ayudarle.”-.

Mirian me hizo una señal para que me acercara, mientras ella se apartaba del paciente.

-” Hay un problema, la ambulancia no puede subir hasta aquí arriba hay problemas con los ascensores por culpa de la fiesta y la gerencia del hotel no quiere escándalos.”-

-” Bien, lo llevamos nosotras en carrito por el ascensor de carga, avisa para que esperen en el vestíbulo.”- Comencé a desalojar el carrito de bebidas para trasladar al paciente cuando oímos por la radio onda de corta de Elena a uno de sus trabajadores decir.

- “Jefa, el hotel no quiere que lo saquen por recepción, dice que da mala imagen”-

-” ¿Que me estás diciendo?, pásame a uno de esos incompetentes ya”- sin más Elena comenzó a aponer a los de recepción de vuelta y media, mientras yo colocaba al paciente cómodo en carro de bebidas semisentado, con ayuda de Miriam. Mire al personal del hotel que había ahí y vi que no tenían intención de ayudar, así que les grite.

-” Si no van a ayudar, retírense o van a conocer una vasca cabreada”- sin más empujamos el carrito hasta el ascensor, y por primera vez me sorprendí cuando oí reír al paciente cuando lo introducimos en el mismo. Pero pensé que me lo había imaginado, ya que permanecía con los ojos cerrados, sus labios habían recuperado el color normal, y sus latidos se habían normalizado.

-"Bajen caminando, aquí no bajan”- le oí decir a Mirian al personal cerrando la puerta del ascensor.

-"La ambulancia ya llegó”- nos notificó una voz por la onda corta de Elena.

-" Oye Arianna, ¿desde cuando eres vasca?”- se burló Elena.

-” Desde que mi madre lo era, no quedaba bien decir una canaria cabreada”- le recriminé y sonreí.

-” Somos las tres canarias, aunque andemos mescladas por el mundo con otras autonomías, pero la mala leche Ari es de tu padre. y de tu abuela, tenlo por seguro”- se rio de Mirian, no las escuche más y comprobé si mi paciente estaba despierto.

-” Pues yo creo que seáis donde seáis, sois maravillosas las tres”. Nos dijo de repente con un jadeo en inglés el señor mayor. Las tres lo miramos y le preguntamos si sentía mejor, no le dio tiempo a respondernos, porque en eses momento se abrió la puerta del ascensor y los sanitarios nos tomaron el relevo. Le comunique al médico, los síntomas que tenía y lo que había hecho para que volviera a respirar. También le explique mi experiencia profesional.

- “Muy bien. Creo que le has salvado la vida, ¿alguien lo va a acompañar?”- nos preguntó el sanitario.

-” Vayan ustedes yo termino aquí y voy para allá”- nos dijo Elena-” voy a dejar unas cosas claras a la gerencia de este hotel”-

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