rrer, hacia por ella. Le alegraba mucho que a pesar del momento tan duro por el cual pasaba, existiera alguien que se preocupara por ella. No quería perder m
nices mi ropa -La
o -Le respondió la chica. Tuvo car
el seño con rabia-. Tú trabajas para mí, así que
o -Le dijo Cecilia con
rme así? -Sandra levantó su mano int
-Cecilia le detuvo la mano y le dió un ligero empujón -
dientes-. Estás despedida, te largas a
uién manda aquí, soy yo y Cecilia no se va a ningún l
den y me desobedeció, me desafió -A fuerzas de me
do trataste de darle una cachetada -Le dijo, agotado de siempre la misma acti
sta chica? -Dijo Sandra con mucha frustración. Se hacía la indi
ro motivo que tienes para odiarla -Esteban hablaba y mantenía la mirada fija en su hermana. La miraba con indignación-. Te voy advertir una cosa; si le vuelves hab
osotros, somos tu familia -Ella se sentí
des irte a tu casa, tu madre debe estar
os vemos mañana -L
on cu
Sandra era grande. No quiso seguir hablando
etafóricamente hablando, echaba fuego por la rabia que sentía. Pero él sólo sonreí
uede ser -Caminó de un lado a otro, pensativa-, pero, es la única explicación que tengo -Suspiró y sonrió con maldad-. Eres más inteligente de lo que cre
minando. El vigilante le abrió el portón y se despidió de ella; al salir y doblar a la esquin
guntó Cecilia. No en
hablar contigo en la casa, es
r favor déjame tranquila -Le soltó
? -Gustavo no entendía
a, es imposible -Ella se sentía agobiada
que te gusto y tú me gustas. Por ti siento cosas que no he sentido por
entiende eso
uiero estar contigo, no con ella. Ceci
izaron por sus mejillas-. Eres el hijo de mi j
e importas tú y nada más -La vu
si siento algo por ti, pero teng
tos y seremos muy felices -Le sonrió y le
, Gustavo -
vo a tu casa
-Ella est
camino, iban hablando sobre ellos. De muchas cosas; de sus sueños, sussola con su madre quien le ha dado absolutamente todo lo que tiene. Al ella terminar de hablar, Gustavo le contó poco de su vida, también. Le dijo que cuando tenía 9 años de edad, su madre murió y desd
no lo permitía; su vida era suya y de nadie más. Le contó también
eso en ella. Él sonrió y la besó con tern
más, estaban perdidament