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Historia

Capítulo 7 El primer beso

Palabras:1741    |    Actualizado en: 22/04/2023

por su desayuno. Caminaba lento, para poder verla. Sonreía al hacerlo. No podía dejar de verla, para

joven? -Le pre

la. Continúa con l

en hoy -Ella le

una hermosa sonrisa, se le acercó y la tomó de

alivio, era como volar en las nubes. No podía dejar de mirar sus manos jóvenes, pero varoniles. Su r

cálidas sonrisas. Ella sentiatalgo maravilloso, por primera vez en su vida

uaves manos de Cecilia. Hubo algo en ella que hizo acelerar su corazón, una chispa se encendió, haciendo que su cuerpo

-Gustavo soltó las manos de Ce

pensar que él nunca se fijaría en ella. Se sentía insignificante ante él. Según ella, no era más que un adorno,

ción. Cerró los ojos y al abrirlos, tenía a su jefe en frente de ella. La

ofrece algo? -L

s últimos días te he visto muy distraída, nostálgic

bien, no sé preocupe

untó nuevamente y

secó, con permiso -Dijo la c

lia tiene algo -Le d

a para que No escuchara lo que hablarían-, pero, la madre de Cecilia está muy enferma, tiene un grav

Esteban frunció el ceño-. ¿Dónde vive esa s

e preguntó Mait

quiero en 5 minutos la dirección de Cecilia y el nombre del médico de su ma

a por la decisión que E

rvaba a Maite; con sus ojos entrecerrados y el ceño fr

e preguntó Sandra, co

stán por cambiar en esta casa

sentía asco de la ale

or ti misma -L

ra de felicidad -Le dijo S

rmar más, querida Sandra -Le

de la cara -Le habló entre dientes. La miró

ra subir las escaleras, sin b

casa, rogaba no encontrarse a su padre. Sin titube

l; Sandra, su tía, discutía con Cecilia, pero aquello, más bien pare

o que te sucede? -Volvió a gritar, pero esta vez, zafando a Cecilia de Sandra-. Que sea la última vez, que mal

a sirvienta, ah? -Totalmente indignada, Sandra se cruzó de brazos,

no tuyo -Gustavo le hablaba con energética seriedad a su tía. La rabia

llevó a Cecilia escaleras arrib

do a Cecilia, pero ese comportamiento sólo le demostraba una cosa;

erme -Le dijo Cecil

toridad, que tienen mucho dinero. No porque trabajes aquí, significa que alguno de nosotros deba tratarte mal; todas

ecilia se llenaron de lágrimas. Su ro

del rostro-. No vale la pena que llor

í por eso -Ella

tienes algún problema dime, hablo con mi padre

ce falta. Tranqu

ías, Cecilia, dime ¿qué es lo

to y entre sollozos, le confesó

ada del corazón, puede morir -Las lágrimas sal

ó una lágrima-. ¿Por qué no dijiste

se enterara, pero no quiero que mi m

ada, ¿Ok? -Él le sonríe y lim

dedos sobre sus mejillas al limpiar sus lágrimas. Él le sonreía y le decía que todo iba a estar bien y ella se sentía tranquila, aliviad

e cruzaron, se miraban fijo a los ojos

to de hadas. Ella no podía creerlo. Correspondió al acto de Gusta

a del mundo y, aunque ella realmente lo disfrutaba, no podía segu

-Le preguntó

uede ser -Se e

emostrar -Le frunce el ceño-. Cecilia, tú me g

o soy tu sirvienta; esto es una locur

iento por ti, no te miento. Me gustas

no puede ser. Lo siento -Lo mira con tristeza y s

e le gustaba y, con aquella actitud pensó que no, pero con el beso que ambos

ado a Cecilia. Llevo sus manos a la cabeza en un acto de desesper

sentía confundida, pensaba que el haber besado a Gustavo estuvo mal y que le traería prob

ó las escaleras, mientra

r del cuarto de Gustavo y la miraba con rabia, pensando en qu

, odio y muy ambiciosa; ella tenía p

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